Capítulo 14: La primera cita

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Dos semanas sin saber nada de él. Dos semanas en las que me he sumergido en el trabajo para no pensar en él. Dos semanas en las que él ha vivido la obra de teatro de la familiA feliz con su esposa e hijo. Jose me lo ha dicho: "Si él no se comunica contigo es porque no quiere. Está enfocado en pasar tiempo con su hijo." Y claramente, ha sido así. Ni un mensaje, ni una llamada. Pero entonces, ¿por qué me besó? ¿Por qué persiste esa tensión entre nosotros? Bueno, creo que después de tanto tiempo, esa corriente eléctrica ha comenzado a desvanecerse.

En mi mente, he imaginado diferentes escenarios: ellos caminando por la playa, paseando en el parQUE, saliendo a cenar juntos. Él deseando recuperar la familia que fueron antes de la pandemia. Y mientras estaba en la playa con Aleja, mi primera amiga paisa al llegar a Savannah y psicóloga formada en MedeLLín, ella dijo algo que resonaba en mi cabeza, pero que no me atrevía a admitir.

Amiga, él no me convence del todo. ¿Cómo es que pasan una noche TAn intensa y luego de repente se vuelve distante? —comentó, mientras estábamos sentadas en la playa disfrutando de las últimas semanas del verano—. No lo conozco, pero ya no me agRada.

— No sé qué hacer...

— ¡Y es casado, amiga!

— Lo sé —suspiré—. Pero me gusta... y mucho. ¿Qué hago?

— Candela, deberías verlo como una experiencia de una sola noche —aconsejó.

— Eso he intentado —expliqué—. Me fui de viaje y él fue quien me escribió primero. Regresé y él empezó a coquetear.

— Sin contar que te besó otra vez —apuntó Aleja.

— Ajá.

— Creo que esto puede salir mal, Candela —dijo, tomando un sorbo de su bebida fría

—Lo sé —aDmití en un susurro— ¿Y cómo hago para sacármelo de la cabeza?

— Conoce a otras personas, Candela —respondió rápidamente—. Tienes que hacerlo.

— ¿Y cómo o dónde conozco gente? —pregunté frustrada—. Eso de las aplicaciones de citas no me gusta... solo buscan sexo casual.

— Puedo hablar con Ryan para que te busque un amigo.

— ¡Uy, no! Qué vergüenza —Aleja rió y la expresión malhumorada de su entrecejo desapareció—. ¿Qué pensará él?

— Nada, amiga. Es normal querer conocer a alguien y tener una relación.

— Me da vergüenza.

— Bueno, y ese amigo José, ¿no te puede ayudar?

— No lo sé.

— Te dijo que estaba en plan de padre de familia. Seguramente no quiere que te involucres más de lo que ya estás.

— ¿Será?

— Claro. A menos que... —alzó las cejas como sorprendida—. Que también quiera algo contigo —sugirió.

Bufé.

— ¡Claro que no! —me reí—. Él tiene 'una relación' con Andrea. Ya estuvieron juntos y todo.

— ¡¿Qué?! —asentí—. Cuenta, cuenta.

— Andrea me lo dijo. Pasó cuando estaba en California y antes de que él se fuera para su entrenamiento militar. —Aleja tomó un par de papas y empezó a comer como si estuviera viendo una película— Y siguen hablando.

— ¡Ves! Ahí está... Jose no se desaparece como este otro pendejo de Axel.

— Lo sé, amiga —musité en voz baja y con una sensación extraña en el pecho.

Lo siento, no vi las banderas rojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora