Después de desayunar y con las maletas en el auto, entregamos el trailer y nos preparamos para el viaje por carretera rumbo a SAn Diego. Sin embargo, un incidente retrasó nuestros planes. En plena autopista fuimos golpeadas por atrás por un camión de carga. Para mi suerte, era yo Quién iba manejando.
Entre los gritos y la confusión de lo que estaba pasando logré maniobrar el aUto para irnos al arcén derecho de la autopista y no provocar un accidente mayor; aunque la carretera estaba en reparaciones golpeamos algunas barandas y conos de sEguridad, y finalmente logré frenar el auto en una parte de la caLzada destapada.
Mis manos temblaban encima del voLAnte cuando pregunté:
— ¿Están bien?
— Candela, ¿qué pasó? —gritó Jenniffer.
— ¡No lo sé! —grité y me solté a llorar—. Yo estaba manejando y empecé a sentir cómo si nos golpearon por detrás y luego el volante se deslizó de mi manos. ¡Ay Dios!
— Voy a bajarme a ver los daños.
El Temblor en mis manos pasó a todo mi cuerpo. ¿Qué carajos había pasado? ¿Y ahora qué iba a pasar conmigo? ¿Me iban a llevar a la cárcel?
— Hay daños de latas pero nada grave —anunció volviendo a su asiento. Yo apagué el auto y bajé la ventana—. Voy a llamar a José.
— ¿Para qué?
— Él dijo que lo llamáramos si nos pasaba algo.
Pero qué puede hacer él desde Georgia, pensé. Saqué mi rostro por la ventana y pude sentir una oleada de calor por el fuerte sol de aquella mañana. La otra Jenny, en el asiento trasero, se encontraba también sorprendida.
— ¿Aló? José —suspiré—. Acabamos de accidentarnos, pero estamos bien. No sé cómo Candela lo hizo pero logró irse a la parte lateral y no pasó a mayores. —silencio—. Nos golpeó un camión y se fue. Atrás se ve el golpe. ¿Qué hacemos? —otra vez silencio—. Sí, está bien. Eso haremos.
— ¿Qué dijo? —pregunté angustiada.
— Que llamemos a la policía.
— ¡¿Qué?! ¡No!
— Es lo que tenemos que hacer en estos casos, Candela. —me puse mucho más nerviosa—. Seguir el procedimiento.
— También debemos llamar a la agencia —apuntó Jenny.
— Sí —concluyó Jenniffer.
Solté un largo suspiro. Si a algo le tenía miedo y no quería tener problemas era con la policía.
Tomé mi celulaR con unas manos temblorosas y asustadas. ¿Cómo era que había sucedido aquel accidente? De pronto me llegó un mensaje. Era él.
"Mira lo que me estoy comiendo"
Y me envió una foto de mis dulces TicTac que había dejado en la casa de Jose.
Quise distraerme así que le respondí rapidamente pero luego de haber enviado el mensaje vi que mi respuesta fue torpe.
"Disfrútalos. Por lo menos se divierte y no como yo que me acabo de estrellar"
Estaba en línea y rápidamente respondió.
"¿Estás bien, mi amor? ¿Qué pasó? Si necesitas ayuda en algo, dime"
Sus palabras me desubicaron en el tiempo y espacio. ¿Cómo así que "mi amor"? Se supone que fue un rollo de una noche, ¿por qué se preocupa por mí? No debe hacerlo, ¿no?
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Lo siento, no vi las banderas rojas
RomansaBuscando dejar atrás amores complicados, Candela se va a vivir al extranjero con la esperanza de distraerse viajando y con ansias de comerse al mundo. Sin embargo, una pandemia interrumpe sus planes y después de aquel encierro conoce a un hombre que...