Hasta aquí llegué.
—Bueno —me levanto del tapete lo más calmada que puedo—. Me voy llendo, muchachas.
—¿De qué hablas, Adora?
Catra me mira con una ceja enarcada. De uno de sus dedos guinda la camisa manchada. Su torso está completamente desnudo y leves rastros de vinotinto aún son visibles en el sus pechos piel canela.
Ay, Diosito.
Ni si quiera me doy cuenta que mi mano ya ha alcanzado el picaporte de la puerta.
—Glimmer lo dijo, medio vino desperdiciado. Ustedes disfruten.
—No exageres —la pelirosa agarra la botella —. Hay suficiente para las tres.
—Beban por mí, adi...
—Quieta ahí.
Y en un parpadeo, la tengo entre la puerta y mi cuerpo. Ni me dí cuenta de a qué hora se movió tan rápido. Pero lo peor no es eso. Lo peor es la agobiante cercanía de su pecho casi desnudo. Solo bastaba con ver abajo para no querer volver a ver arriba.
Me obligo con toda ímpetu a sostenerle la mirada.
—Quítate.
—Quítame.
Yo la pasaba por poco más de media cabeza, siempre he sido más alta que ella. Seguía sonsteniedome la mirada, casi retandome a iniciar una guerra. Hubiera querido que mis manos sujetaran su cintura y la pusieran a un lado para facilitarme la salida, pero imaginarme el tan solo contacto con su piel me petrifica.
¿Por qué?
Vivíamos abrazandonos y haciéndonos cosquillas de niñas. Tal vez mi cuerpo ha perdido la costumbre de su cercanía.
Y está matandome. Así que no me queda más que suplicar.
—Catra, por favor.
—Es nuestra primera noche de chicas —me hace un pequeño puchero que solo me hace delirar.
—Catra...
—¿Enserio la vas a arruinar? Mira a Glimmer —sus uñas se clavan en mi mandíbula para que dirija mis ojos a la pelirosa, que tiene la mirada triste clavada en el vino—. Debemos ayudarla.
No soporto que me toque un segundo más. Su tacto está quemandome de la forma más dolorosa posible. No quiero hacer una escenita aquí, así que quito su mano de mi rostro con todo el autocontrol que puedo reunir. Mis ojos no pueden mirarla con más desprecio que ahora.
Me ha manipulando y eso sólo significa que ha ganado. Pero no puedo rendirme sin pedir algo a cambio.
Me alejó unos cuantos pasos de ella.
—Ponte una camisa.
—Pero si estamos en confianza.
—¡QUE TE PONGAS UNA PUTA CAMISA!
—Ay, ya voy —me mira mal de camino a su vestidor—. Que gruñona.
—Pescaras un resfriado.
Y esa es la cosa más estúpida que he dicho en el día.
Por suerte no pasa ningún escenario parecido. Mi ex mejor amiga se pone otra camisa y sirve el vino en los vasos en los que antes había jugo. Comienza a beber sin más al igual que Glimmer. A obligadas, tomo una taza y le doy pequeños sorbos en tanto ellas conversan.
No puedo emborracharme, tengo clase a las siete y me prometí mejorar el promedio. Ya es más de la media noche, yo sigo con medio vaso lleno. Las dos mujeres al frente ya se han servido de la botella varias veces.
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#BFF
FanfictionAdora y Catra dejaron de ser amigas desde hace mucho tiempo. ¿Qué pasará cuando el destino las vuelva unir? ¿Qué es lo que puede pasar cuando dos incomprendidas viven bajo un mismo techo?