Estuve casi todo el día en la universidad. Partí a las seis de la mañana y he regresado a casa cerca de la media noche. He hablado con Glimmer por teléfono, por suerte, su única pregunta es el porqué de mi tardanza a lo que yo respondo que los ensayos me tienen hasta el cuello, y nada como la biblioteca para hacerlos con tranquilidad. Me comenta que no recuerda muy bien lo de anoche. Le digo que no ha pasado nada importante, solo jugabamos cosillas sin sentido. Parece que Catra a optado en mantener la boca cerrada al igual que yo.
Entro con sigilo a la casa. Miro a los costados del pasillos para evitar a cierta gente que me perturba. Llego a mi habitación y dejo caer con cansancio mi cuerpo sobre la cama. No voy a bañarme, madrugue para hacerlo y no lo hare otra vez con el frío que está haciendo.
Pero tengo un problema, otra necesidad me ataca por dentro.
Mi estómago gruñe y con eso me hace saber que el sándwich que he comido esta mañana no es suficiente para mantenerlo satisfecho. Resoplo con frustración y espero unos minutos para ver si el hambre se va, pero no lo hace.
La cabeza me duele y siento un horrible mareo. Eso no es nada bueno, no quiero enfermarme. Pero tampoco quiero encontrarme con alguien. Trato de convencerme de que ella, a esta hora, ya debería estar dormida.
Así que, siendo la más positiva, voy aventurandome por el pasillo. Las luces están apagadas y prefiero no encenderlas. No tengo de otra que caminar despacio y a ciegas. No quiero caerme y causar escándalo con ese piso que cruje por todo.
Pero adivinen que...
Casi me tropiezo con mis propios pies, así que le hecho la culpa mentalmente a Catra. Logró llegar a la cocina. Hay un poco más de visibilidad gracias a las luces que se difuminan por la ventana. Me dirijo hacia la nevera en busca de un refresco y lo dejo sobre la encimera. Luego me dispongo a abrir la alacena a por uno de mis sándwiches.
—¿Por qué haces eso?
Les seré sincera.
Con esa voz a la media noche y sola en la cocina, siento que el alma se me sale del cuerpo y es tal el susto que termino lanzando el sándwich en la dirección que he escuchado la voz, como único mecanismo de defensa.
—La puta que...
La luz se enciende de repente, dejándome ver a una Catra con una mano en el ojo.
—¡Mierda! ¡No puedes aparecerte como un gato a la mitad de la nada!
—¡Y tú no puedes ir por la vida aventandole sandwiches a las personas!
—¡Tú me asustaste!
—¡Te estaba esperando!
Me tomo un momento para procesar lo que dice.
—¿De qué estás hablando?
—Es más de media noche, Adora. ¿Te crees que estás en la ciudad de Quiéreme Mucho o qué?
Chasqueo la lengua y no le tomo más importancia. Me dispongo a levantar el sándwich del suelo y lo llevo a la encimera para ponerlo en un plato. Comienzo a quitarle el plástico de encima.
—Estaba preocupada por tí.
Dejo de hacer mi tarea para dedicarle una de mis indignadas miradas.
—¿Tú? ¿Preocupada por mí?
Ella abre los ojos como si lo que le hubiera dicho el más grande insulto.
—Prometimos cuidarnos una a la otra.
Lo que menos esperaba es que me saliera con la estúpida promesa. ¿Qué valor puede tener eso ahora?
—¡Perdimos contacto durante más de diez años, Catra!
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#BFF
FanfictionAdora y Catra dejaron de ser amigas desde hace mucho tiempo. ¿Qué pasará cuando el destino las vuelva unir? ¿Qué es lo que puede pasar cuando dos incomprendidas viven bajo un mismo techo?