O6.

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Charles decidió regresar dentro, no quería darles de qué hablar y, además, había dejado su teléfono dentro y aún no probaba el pastel que habían llevado. Eso probablemente arreglaría todo.

—Hey, ¿Qué sucede? —preguntó Carlos cuando lo vió parar justo en la entrada.

—¿Y si me dicen cosas? Todos deben estar pensando que soy un dramático.

El alfa suspiró y se acercó a él.

—Que se jodan. No hiciste nada malo, actuaste como cualquier persona en tu lugar lo haría. —Charles asintió sin mirarlo. —No estés nervioso, estoy contigo.

—Si, pero...

—¿Confías en mí? —lo interrumpió, poniendo una de sus manos en la mejilla ajena para que lo mirara.

El omega frunció el ceño, sin entender muy bien por qué hacía esa pregunta.

¿Confiaba en Carlos? Bueno, su omega, al parecer, confiaba ciegamente en él, además, si no lo hiciera, no lo habría traído para que fingiera ser su pareja durante el fin de semana.

—Claro que lo hago. —respondió en un murmullo.

Carlos asintió y tomó al chico del mentón para subir un poco su rostro y así dejar más accesible su cuello.

—¿Qué ha...—cerró su boca cuando la nariz fría del alfa hizo contacto con su cuello.

Sabía lo que el pelinegro hacía, lo estaba marcando con su olor; le estaba brindando seguridad para volver allá dentro con el montón de estúpidos que no soportaba. Estaba haciendo eso que unos días atrás le había dicho que consideraba muy íntimo.

Carlos movió su nariz de arriba hacia abajo en el cuello de Charles, encargándose de dejarlo impregnado con su olor. Su alfa interior empezó a removerse cuando sintió los olores mezclados, los del omega y él eran la mezcla perfecta, el mejor aroma que había podido oler en toda su jodida vida. No quería volver a oler algo diferente.

Antes de separarse, dejó dos besos en el lugar y se retiró con una sonrisa, la cual se ensanchó aún más cuando vió el rostro sonrojado del castaño.

—Vamos. —dijo tomando la mano del omega y llevándolo con él.

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Charles no sabía cómo iba a salir de su habitación sin sonrojarse cuando vea a Carlos.

Habían sucedido varias cosas la noche anterior. Como lo supuso, ese reencuentro fue la peor cosa a la que había podido asistir en ese mes, agradecía que no tuviera que ver a esas personas en muchos años, ojalá nunca. Lo que no esperaba que pasara esa noche, fue el beso con Carlos ni que él lo marcara con su olor.

Aún no habían hablado de ese beso, ni de todo lo que habían dicho momentos antes de que eso pasara. Dios, Charles nunca había sido alguien de soltar todas esas cosas sobre sus sentimientos a las personas, siempre prefería guardarse todo para evitarse justamente la situación de ahora: no saber cómo enfrentar al alfa.

Que lo marcara con su olor fue lo que más le resultó inesperado y lo había dejado pensando en eso por el resto de la velada. Su omega toda la noche estuvo inquieto y emocionado, le encantaba sentir cada poro de su piel con el olor de Carlos y no sólo su piel, la ropa que tuvo puesta también olía al pelinegro.

Hace treinta minutos se había despertado y podía escuchar a su mamá hablar con Carlos y Arthur en la parte de abajo. No quería ver a su madre aún, sabía que ella sentiría el olor de Carlos en él y haría muchas preguntas y no quería hablar de lo que había pasado con Samantha y los demás.

pretending (but not so much) › charlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora