Charles y Carlos pasarían el celo de este último juntos.
Carlos, luego de estar muy seguro de que era algo que el omega quería, no dudó ni un segundo en aceptar y emocionarse por eso.
Nunca había pasado de los besos y caricias con él. Sabía que el chico ya había tenido su primera vez hace un tiempo cuando estaba en segundo semestre de la universidad y que antes solía pasar sus celos con un alfa, pero, de todas maneras, no dejaba de estar nervioso con estar con él de esa manera y más durante su celo, cuando no iba a estar muy lúcido e iba a ser su parte animal la que estaría dominando.
Carlos le dijo a Charles como solía comportarse en sus celos: dominante y un poco brusco, le gustaba hablar sucio y tenerlo en su control. Charles mentiría si dijera que no se estremeció pensando en las cosas que le haría el alfa en esas veinticuatro horas.
Investigó un poco más sobre destinados, ya que tenía entendido que, cuando los lobos estaban cerca y se reconocían, solían entrar en celo al mismo tiempo. Leyó que muchas veces no pasaba así ya que todo dependía de los tiempos en que fue el último celo de alguno de los dos y, si uno había sido muy cercano, lo más probable es que terminaran sincronizándose para el siguiente.
Hizo cuentas y el suyo había sido hace un mes, así que probablemente no se sincronizarían y esperaba que estuviera en lo cierto. Quería estar lúcido para disfrutar y complacer en todo esas horas que estaría el alfa en celo.
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Charles dormía con el alfa para estar con él desde el momento en que todo empezara.
Desde que entró en el apartamento, sintió todo su cuerpo estremecerse ya que el olor del alfa estaba más fuerte e intenso que de costumbre. Llevó comida fácil de preparar, casi toda era de microondas, para que él y Carlos estuvieran bien alimentados.
El omega se removió en la cama cuando sintió algo húmedo contra su espalda, más bien, el pecho empapado de sudor de Carlos. Se giró con cuidado y puso la mano en la frente del pelinegro, encontrándose con más sudor y una alta temperatura. El alfa estaba apretando la cintura del omega y gruñendo entre sueños y Charles podía sentir la erección contra uno de sus muslos.
Miró el reloj de la habitación y eran las cuatro y media de la madrugada. Definitivamente el celo de su alfa estaba empezando, así que, sin esperar más, lo despertó.
-Carlos. -llamó, removiéndolo. -Despierta.
El nombrado inmediatamente abrió los ojos, sobresaltado y con la respiración agitada.
-Omega. -gruñó y Charles se estremeció.
-Tu cel... ¡Ah! -gritó cuando este lo jaló y lo sentó de inmediato en su regazo para besarlo.
Charles nunca había tenido un beso así en su vida; tan lleno de deseo, lujuria y placer. El alfa lo besaba fuerte y bruscamente, moviendo sus labios rápido pero con movimientos precisos, ingresó su lengua en la cavidad bucal ajena y todo subió de nivel, si es que era posible. Con sus manos recorría de arriba abajo el cuerpo del menor, el cual sólo estaba cubierto por una de sus camisetas que le llegaba hasta los muslos.
Carlos metió sus manos debajo de la prenda y, cuando llegó al trasero del chico, apretó con fuerza, haciéndolo gemir en su boca aprovechó esa oportunidad para morder los labios ajenos.
Charles se estaba sintiendo lleno de placer, quería todo lo que el alfa quisiera darle, estaba listo para todo lo que él quisiera hacerle. Era todo suyo.
-Omega precioso. -dijo Carlos mientras empezaba a bajar por el cuello ajeno. -Tan delicado y precioso. -chupó un lado de su cuello, haciéndolo gemir de nuevo.
-Todo mío. Sólo somos tú y yo, sin cubrirnos, sin que nadie más pueda ver lo que hacemos. -volvió a subir hasta los labios de Charles para morderlos. Él gimió y jadeó. -Nunca dejes de hacer ese sonido por y para mí, omega.
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pretending (but not so much) › charlos
أدب الهواةCharles de verdad lo último que quiere hacer es ir a ese reencuentro de egresados que estaban planeando sus compañeros del colegio. Tiene varias razones, pero la principal es obvia: no ha conocido a su destinado y no quiere, mejor dicho, se niega a...