Extra 𖥻 O1.

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Cuando Carlos vió a Charles por primera vez.

Dos años atrás

—Oye, Carlos —dijo Lando llamando su atención—¿Para dónde vas?

—Creo que a mí apartamento. Hoy no tengo más clases.

—Deberías venir a almorzar con nosotros —invitó Max entusiasmado—Pierre y Charles nos verán ahí.

Lando asintió y Carlos frunció el ceño.

—¿Quién es Charles?

—Oh, otro amigo —respondió el alfa de rulitos—Estudia pedagogía, igual que Pierre.

Era la primera vez que escuchaba de ese tal Charles. Casi siempre que almorzaban, el único que se unía era Pierre y con él no era tan cercano, el único tiempo en que lo veía era en la cafetería o a veces en algún pasillo cuando se cruzaban y se saludaban.

—Está bien —terminó accediendo y empezó a caminar con sus dos amigos hacia la cafetería.

A Lando lo había conocido dos años atrás, más o menos, cuando estaba buscando un salón y el alfa lo ayudó, al final ambos terminaron en la misma clase. No estudiaban la misma carrera, pero compartían algunas clases que eran obligatorias para todos los estudiantes.

Desde ese momento se hicieron muy cercanos, se puede decir que era el primer amigo de verdad que Carlos tenía en mucho tiempo. Después, por medio de Lando, conoció a Max, con quien también empezó una buena relación de amistad, era un omega muy simpático aunque con un carácter fuerte cuando lo requería y siempre estaba pendiente de todos. Y bueno, por medio de Max, ambos conocieron a Pierre, el otro alfa que siempre se sentaba con ellos en la cafetería.

—¿Qué harán el fin de semana? —preguntó Max en el camino.

—Tengo que ver qué trabajos me dejan —respondió Carlos—. Espero que ninguno, necesito descansar.

—Yo creo que me quedaré en casa, no lo sé —respondió ahora el otro alfa.

Aburridooos —dijo Max en un tono que los hizo reír—. Deberíamos planear algo con Charles y Pierre. Tenía pensado tarde de videojuegos o tal vez salir a algún lugar tranquilo.

Carlos y Lando se encogieron de hombros, dando a entender que cualquier cosa estaría bien y continuaron hablando mientras esquivaban estudiantes y se dirigían a la cafetería.

Cuando llegaron, los tres hicieron fila para comprar lo que comerían. Pronto, Max no tardó en ubicar a Pierre y se dirigieron hacia la mesa, que era en la que casi siempre comían.

—¡Pierre! —gritó Max como saludo—¿Cómo estás?, ¿Todo bien?

—Hola. Sí, todo bien, ¿Tú?

—Perfecto.

Los demás saludaron y se sentaron en la mesa. Carlos no pudo evitar ver que había una silla vacía con un maletín encima, supuso que era la silla de Charles.

—Oye, ¿Y Char? —preguntó Max.

—Oh, está allá, hablando con Esteban. —respondió señalando hacia donde estaba Jake.

Lando soltó una suave risa, que no pasó desapercibida para los demás, pero decidieron no decir nada al respecto.

Luego de unos minutos, Charles llegó.

—¡Hola! —saludó—. Mierda, tenía que hablar algo con él antes de perderlo de vista de nuevo, perdón. ¿Cómo están? —preguntó y luego la mirada del castaño se dirigió hacia Carlos—. Oh, hola.

Carlos de repente perdió la capacidad de hablar o formar alguna frase coherente. Su alfa inmediatamente reaccionó y se removió ante el olor a canela y vainilla que tenía el omega. Sintió la necesidad de tomar al omega y protegerlo de todos, de marcarlo con su aroma y besarlo delante de todos para hacerles saber que ese era su omega. Era el omega más precioso que había visto en su vida.

—Carlos, él es Charles. Charles, él es Carlos —la voz de Max lo devolvió a la realidad.

—Un gusto conocerte —dijo el pelinegro levantando una de sus manos a modo de saludo.

—Igual —Charles respondió suave y Carlos pudo notar un leve sonrojo en sus mejillas

¿Charles también había sentido lo mismo que él al oler su aroma? Esperaba que sí.

—Charles, estábamos pensando en hacer algo los cinco este fin de semana —habló Max de nuevo—. Eres él único que falta por decir si puedes o no.

—Oh, sí es el viernes o sábado, puedo. —respondió apartando la mirada de Carlos—El domingo debo dejar unas cosas listas para poder faltar tres días la otra semana.

Max alzó las cejas, como si hubiese conectado algo en su mente.

—¡Oh, maldición! —exclamó y Charles se sonrojó de nuevo—. Por eso estabas hablando con Esteban. Picarón —el omega le guiñó un ojo mientras Lando y Pierre reían. Charles puso los ojos en blanco antes de comer un poco de su almuerzo.

Carlos y su alfa no pudieron dejar pasar eso por alto. ¿Por qué Charles se había sonrojado cuando Max dijo eso? ¿Acaso Charles tenía algo con ese alfa con el que hablaba antes de sentarse ahí?, ¿Iba a pasar el celo con él y por eso iba a faltar tres días? No, mierda, eso no podía ser posible.

—Bien, entonces será el sábado —Lando habló, sacándolo de sus pensamientos, de nuevo.

—Me dicen dónde nos veremos —dijo Pierre, poniéndose de pie—. Debo ir a clase. Adiós.

—Adiós —los cuatro le respondieron y siguieron hablando.

—¿Y qué estudias? —Charles le preguntó a Carlos, cuando Lando y Max empezaron a hablar de algo que no le importaba.

El corazón de Carlos se aceleró cuando escuchó la bonita voz del omega.

—Biología —respondió con una pequeña sonrisa—, ¿Y tú?

Carlos ya lo sabía, Max lo había dicho hace un rato, pero debía preguntar para no dejar morir la conversación ahí.

Él quería hablar con Charles.

—Pedagogía —respondió.

—Oh, ¿Así que te gusta eso de enseñar?

—Sí, definitivamente me encanta —el omega sonrió de nuevo y Carlos pensó que nunca quería dejar de ver esa sonrisa—. Y a ti, ¿Te gustan los bichitos y eso?

Carlos no pudo evitar pensar lo tierno que se había escuchado la palabra "bichitos" dicha por Charles. Seguramente si alguien más la hubiese dicho, se habría reído porque le parecía ridículo que lo dijeran así, pero con Charles no pensó en eso, ni por un momento.

Continuaron hablando hasta que el omega dijo que debía irse a una clase y se despidió de todos, prometiendo que se verían el sábado.

Carlos inhaló profundo, llenándose del olor que había dejado el omega alrededor y luego suspiró. Decir que quedó completamente flechado por Charles era poco. Sólo habían hablado un poco menos de treinta minutos, pero eso fue suficiente para hacerlo quedar con una sonrisa en el rostro por el resto del día y tal vez de la semana.

Su olor, su voz, su rostro y todo Charles era perfecto y hermoso.

pretending (but not so much) › charlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora