El sueño

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En la penumbra de su dormitorio en Rocadragón, Daemon Targaryen se agitaba entre las sábanas de seda, atrapado en un sueño perturbador. Se encontraba en un bosque antiguo y denso, donde los árboles se erguían como guardianes silenciosos. La luz de la luna se filtraba a través de las hojas, proyectando sombras danzantes sobre el suelo cubierto de musgo.

Entre los árboles, una figura etérea emergió. Era una joven de cabello plateado, su melena resplandeciendo bajo la luz de la luna como un río de plata líquida. Sus ojos violetas lo miraban con una mezcla de urgencia y melancolía. Extendió una mano hacia él, sus labios moviéndose en un susurro inaudible, llamándolo por su nombre.

Daemon sintió un deseo indescriptible de alcanzarla, de descubrir quién era y qué quería decirle. Comenzó a correr hacia ella, su corazón latiendo con fuerza. Pero cada vez que parecía estar a punto de tocarla, la joven se desvanecía entre los árboles, siempre fuera de su alcance.

A medida que avanzaba, la figura de la joven comenzó a cambiar. Su cabello permanecía igual, pero su rostro y su cuerpo envejecían con cada paso que daba Daemon. La niña se convirtió en una adolescente, luego en una joven mujer, y finalmente en una adulta. Era como si estuviera viendo a alguien en todas las etapas de su vida, alguien que conocía pero no podía recordar.

Susurros llenaron el aire, susurros en un idioma que no entendía ,envolviéndolo en un manto de misterio y urgencia. Cada vez que trataba de descifrar las palabras, la voz se desvanecía como el eco de un sueño olvidado.

La sensación de urgencia se intensificó. Sabía, en lo más profundo de su ser, que debía hablar con ella, que la conocía de algún lugar, aunque no podía recordar de dónde. Su llamada se volvió más apremiante, resonando en su mente como un eco persistente. Pero sus esfuerzos eran en vano. Los árboles parecían moverse, cerrándose a su alrededor y bloqueando su camino.

Justo cuando sus dedos rozaron la tela del vestido de la mujer adulta, el mundo del sueño comenzó a desvanecerse. La mujer de cabello plateado se volvió hacia él y, con una voz suave pero clara, susurró: "Ve a Harrenhal."

Daemon despertó abruptamente en su cama, su respiración agitada y su cuerpo cubierto de sudor frío. Una frase permanecía en su mente, La sensación de pérdida y frustración lo invadió, pero también una determinación creciente. Sabía que debía encontrarla, que su destino estaba entrelazado con la bella mujer que veía en sus sueños.

Dejando todo atrás, Daemon se dispuso a buscar respuestas, con la única frase que había escuchado grabada en su memoria y una creciente certeza de que debía encontrarla, sin importar el costo.

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⏰ Última actualización: Feb 25 ⏰

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