Al amanecer, el palacio estaba envuelto en una extraña calma. Las siervas se movían rápidamente, empacando lo necesario para nuestra partida. Dará, como siempre, estaba a mi lado, asegurándose de que nada faltara. Su actitud tranquila contrastaba con la agitación que sentía en mi interior.
Dará:Mi señora, todo está listo. Los caballos están preparados, y el carruaje aguarda en el patio. ¿Está usted lista para partir?
Tomé un profundo respiro y asentí, aunque en realidad no estaba segura de estar preparada para lo que vendría. Egipto siempre había sido un lugar distante para mi, pero ahora, se convertiría en mi realidad. Y lo más inquietante de todo, era que tal vez iba a quedar unida en compromiso o muerta.
Cuando salí de mi habitación, Ra apenas despuntaba en el horizonte. Los primeros rayos iluminaban los muros del palacio, dándole un brillo dorado. Mi madre y mi padre ya me esperaban en la entrada, con expresiones que no lograba descifrar.
Aset: ¿Descansaste, hija? —me preguntó mi madre, aunque su voz tenía un tono más de preocupación que de curiosidad.
Isidara: Intenté, pero no fue fácil. No puedo dejar de pensar en lo de la hija del sacerdote de Waseet
Mi padre, siempre tan reservado, colocó una mano sobre mi hombro. Fue un gesto de apoyo, aunque su mirada reflejaba la misma incertidumbre que sentía yo.
Sethamon:Isidara, no sabemos con exactitud que sucedió , pero confío en que podrás enfrentar cualquier desafío. Recuerda que tu fuerza proviene de los dioses.
Asentí, tratando de absorber la confianza que mi padre intentaba transmitirme. Sin embargo, la verdad era que cada paso que daba hacia el carruaje me hacía sentir más ansiosa.
Pasaron las horas y el sol alcanzó su punto más alto en el cielo. Dentro del carruaje, el calor comenzaba a ser sofocante, pero era el peso de mis pensamientos lo que realmente me asfixiaba. Finalmente, decidí romper el silencio que nos envolvía.
Isidara: Madre, padre... si la hija del sacerdote murió, ¿no sería peligroso para mí ir a Egipto? ¿No temen que pueda ocurrir algo similar?
Mis palabras flotaron en el aire por un momento antes de que mi madre respondiera.
Aset: Es normal tener miedo, Isidara, pero no debemos dejar que ese miedo nos controle. No sabemos exactamente lo que sucedió con esa joven, pero debemos creer que los dioses nos protegerán. Además, no todos los rumores son ciertos.
Sethamon:Hija, lo importante es que seas cuidadosa. Mantén la mente alerta y no confíes en nadie de inmediato. Pero también recuerda que no todo es oscuridad. El príncipe Ramsés es conocido por su fuerza y sabiduría; tal vez, haya más luz en Egipto de la que imaginamos.
Isidara: Lo haré, padre. Seré cuidadosa y valiente. Prometo que honraré nuestro nombre y nuestras creencias en Egipto.
Mi madre me sonrió, y mi padre asintió con aprobación. Aunque mi corazón seguía pesado, un pequeño destello de determinación comenzó a surgir en mí. Este viaje no solo cambiaría mi vida; podría definir quién soy realmente.
La tarde cayó mientras el carruaje seguía su rumbo, dejando atrás todo lo que conocía. Con cada kilómetro, Egipto se acercaba más, y con él, mi destino. Lo que sucediera al llegar allí, solo los dioses lo sabían, pero yo estaba dispuesta a descubrirlo.
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ISIDARA Y RAMSÉS
FanfictionDe todas las princesas porque solo tú resististe? -Soy Isadara hija del sacerdote de Menfis y desde que nací siempre supe que estaba protegida por los dioses Dile a todos los Dioses entonces que protegan ahora nuestro amor -Ya lo protegen desde...