capitulo 6

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Cuando llegaron al río, encontraron una pequeña carpa decorada con elegancia, con sillas y mesas llenas de frutas frescas y deliciosas. Ramsés extendió su mano para ayudar a Isidara a sentarse y ambos se acomodaron en sus lugares disfrutando del ambiente relajado.

Ramsés: Como te decía, solíamos pasar mucho tiempo aquí. Nefertari solía tener la mejor habilidad para elegir las frutas. —dijo mientras señalaba una variedad de frutas exóticas y jugosas—. ¡Deberías probar estas uvas!

Isidara tomó una uva y la examinó.

Isidara: Nunca había visto uvas tan grandes. Me imagino que Nefertari tenía buen gusto para estas cosas.

Cuando Ramsés notó el leve cambio en el comportamiento de Isidara al hablar de Nefertari, una sonrisa sutil se formó en sus labios. Sabía que había tocado un tema sensible y decidió manejarlo con cuidado mientras mantenía el ambiente ligero.

Ramsés: Parece que mencioné a Nefertari en un momento inapropiado. No quería incomodarte.

Isidara intentó sonreír, pero no pudo evitar que una pequeña sombra de celos cruzara su rostro.

Isidara: No es eso. Solo… es que escuchar sobre el pasado siempre es un poco complicado.

Ramsés, al notar su incomodidad, se inclinó un poco más cerca y tomó una uva de la cesta. La acercó a los labios de Isidara, con un toque de diversión en la mirada.

Ramsés: ¿Sabes? Creo que una uva puede ser el mejor remedio para cualquier malentendido.

Isidara aceptó la fruta, pero antes de que pudiera morderla, Ramsés la sujetó suavemente por el mentón, inclinándose hacia ella. En un movimiento fluido y confiado, la besó con dulzura, sus labios encontrándose con los de Isidara en un beso que era tanto un gesto de confort como una promesa de algo más profundo.

Cuando se separaron, ambos estaban sonrojados pero sonriendo, sabiendo que el beso había añadido una nueva capa a su conexión. Isidara, ahora un poco más relajada, le devolvió la sonrisa con una mirada que denotaba tanto admiración como complicidad.

Isidara: Creo que eso hizo que todo se sintiera un poco mejor.

Ramsés se rió suavemente, dejando escapar una sonrisa que mostraba lo contento que estaba con la reacción de Isidara.

Ramsés: Me alegra que pienses así. Y prometo que no volveré a mencionar a Nefertari si no te parece bien.

Isidara se inclinó hacia él, un toque de desafío en su expresión.

Isidara: No te preocupes por eso. A veces, un buen beso puede cambiar el tema de conversación de manera muy efectiva.

Ramsés sonrió, sabiendo que estaban construyendo algo especial. Mientras seguían disfrutando de las frutas y del día a la orilla del Nilo, ambos se sentían más conectados y tranquilos. La conversación fluyó con naturalidad, llena de bromas y sonrisas, mientras el sol se movía lentamente en el cielo, marcando el ritmo de un día que prometía ser solo el comienzo de una nueva aventura entre ellos.

ISIDARA Y RAMSÉS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora