Capitulo 22

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La noche envolvía al palacio en un silencio inquietante. Después de la cena, mientras la música aún resonaba en los pasillos, Yunet se movía con sigilo. Había oído sobre el inminente compromiso entre Isidara y Ramsés, y eso encendió un fuego oscuro en su corazón. Sabía que debía actuar antes de que la unión se sellara. Se dirigió a un guardia de la puerta de los aposentos de Isidara, su voz baja y amenazante.

Yunet: —Déjame pasar esta noche. Isidara debe ser eliminada.

El guardia dudó, pero el brillo en los ojos de Yunet fue suficiente para persuadirlo. Se abrió la puerta, y ella entró en la habitación oscura.

En el interior, la atmósfera era densa, casi palpable. Isidara, acostada, sintió una presencia extraña. Al abrir los ojos, la oscuridad la envolvió.

Isidara: —¿Quién está ahí? —preguntó, su voz temblando.

Yunet, sin responder, se abalanzó sobre ella. Con una mano, intentó asfixiarla, y con la otra, empuñó una daga. Isidara, sintiendo el peligro, reaccionó rápidamente. Se retorció, intentando liberarse del agarre de su agresora.

Isidara: —¡Ramsés! —gritó, pero su voz fue ahogada en la penumbra.

Yunet presionaba con fuerza, pero la determinación de Isidara la impulsó a luchar. Se movió con desesperación, clavando las uñas en la piel de Yunet, intentando zafarse de su agarre. La daga cayó al suelo, resonando en la habitación como un ominoso presagio.

Isidara: —¡No! ¡No dejaré que me mates!

Yunet, furiosa por la resistencia de Isidara, intentó apretar más fuerte, pero la joven logró girarse y empujarla. A pesar de la debilidad que sentía, la adrenalina le otorgó fuerzas.

En ese momento, los pasos de Ramsés resonaron por el pasillo. Había sentido un escalofrío recorrer su espalda y, alarmado, corrió hacia la habitación.

Ramsés (gritando): —¡Isidara! ¡Abre la puerta!

Pero estaba trancada. Con toda su fuerza, empujó la puerta y logró abrirla, encontrando a Isidara luchando por liberarse de una sombra en la oscuridad.

Ramsés (con el corazón en la garganta): —¡Isidara!

Al entrar, la figura oscura se dio la vuelta, pero antes de que Ramsés pudiera detenerla, la sombra huyó por una puerta secreta que Isidara nunca había notado antes. Ramsés se apresuró hacia ella, mientras el pánico se apoderaba de su corazón.

Isidara (jadeando, casi sin aliento): —Me falta... aire...

Ramsés se arrodilló junto a Isidara, cuyo rostro se tornaba pálido. La marca en su cuello comenzaba a enrojecerse.

Ramsés: —¡No! ¡No te vayas! ¡Quédate conmigo!

En su apuro, Ramsés llamó a unos guardias que estaban en el pasillo, y les ordenó:

Ramsés: —¡Sigan a esa sombra! ¡No la dejen escapar!

Los guardias salieron tras la figura oscura, pero al poco tiempo regresaron con el ceño fruncido, sacudiendo la cabeza.

Guardia: —No pudimos encontrarla, príncipe. Desapareció en las sombras.

La frustración de Ramsés creció, pero su enfoque volvía a Isidara. El sacerdote Paser llegó rápidamente, y al ver la situación, se arrodilló junto a ella.

Paser: —Debo ponerle un ungüento en el cuello.

Con rapidez, aplicó una mezcla de hierbas en la marca que había dejado la sombra, mientras Isidara luchaba por despertar.

Paser (con voz tranquila): —Isidara, necesitas respirar hondo.

Isidara tomó aire, sintiendo el ardor en su garganta, y cuando finalmente logró abrir los ojos, se encontró con la mirada angustiada de Ramsés.

Isidara (con un hilo de voz): —Ramsés...

Ramsés (aliviado, pero angustiado): —Estoy aquí. No te dejaré ir.

A medida que la sensación de pánico comenzaba a desvanecerse, la conexión entre ellos se fortalecía, un recordatorio de que, a pesar de las sombras que acechaban en su camino, su amor era un refugio en la tormenta. Mientras Ramsés sostenía su mano, la oscuridad de la noche seguía acechando, pero ellos se prometieron enfrentar juntos lo que viniera.












De verdad espero que les valla gustado la historia y muchas gracias a las personas que votan por esto y las que no votan igualmente gracias y gracias...🤍

ISIDARA Y RAMSÉS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora