10-𝒟espierta, Félix.

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Después de unas cuantas paradas para que Hyunjin recuperara un poco el aliento, por fin se encontraban en el camino de regreso y no tardaron tanto para encontrar un buen lugar dónde sentarse antes de seguir bajando.

Félix aprovechó para tomar fotos, mientras Hyunjin descansaba en una roca.

Cuando recuperó un poco el aliento y vio el escenario ante él, sonrió ladinamente y sacando su celular tomó una foto del rubio, sin que se diera cuenta.

Las nubes por fin los habían alcanzado, tomándolos un poco desprevenidos. Esperaban que al menos le dieran tiempo de llegar al coche.

Para su mala suerte en los últimos metros, la lluvia comenzó a caer y en forma de enormes gotas que alcanzaron a empaparles en cuestión de segundos.

El camino empezó a sentirse resbaladizo y por las prisas, Félix resbaló. Hyunjin alcanzó a sostenerlo por la cintura para que no cayera, pero por el movimiento brusco ambos acabaron cayendo, aunque el pelinegro recibió la mayoría del daño pues el rubio había caído encima suyo.

Ambos rieron por los nervios y por lo cliché de la situación.

—Ya que estamos mojados y seguramente cubiertos de lodo, podríamos aprovechar para quedarnos aquí un momento— Propuso Hyunjin sin soltar la cintura del pecoso.

Estando en esa posición, encima de Hyunjin y el suelo a unos centímetros, Félix grabó con fuerza el aroma de la tierra mojada, mezclándose en perfecta armonía con el sándalo, convirtiéndose de inmediato, en su aroma favorito.

Acercó más su nariz al cuello del pelinegro sintiendo que podría quedarse ahí por siempre. Deseando que el mundo siempre oliera a esa perfecta combinación.

—Me haces cosquillas— Susurró el pelinegro entre una leve risa, devolviendo al rubio, de golpe, a la realidad.

—Creo que debemos seguir o los celulares se mojarán, o peor, nos caerá un rayo— Mencionó Félix tratando de sonar lo mas normal posible mientras ayudaba al otro a levantarse.

Con un poco de esfuerzo llegaron al automóvil. De inmediato, echaron las mochilas en el asiento trasero y se metieron al auto.

—Creo que tendremos que esperar a que baje un poco la lluvia, para irnos— Comentó el pelinegro bajando el asiento para alcanzar su mochila y buscar algo en ella.

—Es una lástima que tus asientos se ensuciaran.

—Lo mandare a lavar, no te preocupes por eso.

Hyunjin sacó una toalla pequeña y la puso sobre la cabeza rubia.

—Estas temblando— Murmuró y encendió el motor del auto para prender la calefacción.

—No tanto como tú— Indicó Félix viendo los labios pálidos del chico y sus pequeños temblores.

—Sí, soy algo susceptible al frío, digamos que me afecta un poco más de lo normal.

¿Entonces porque le dio la toalla a él? ¿Por qué le estaba ofreciendo su cambio de ropa? ¿Por qué hizo todo porque no se cayera? ¿Por qué era tan amable y le hacía tan difícil seguir odiándolo? ¿Por qué tenía que derrumbar la imagen del maligno alfa que tenía de él? ¿Por qué no pudo ser así desde un principio? La mente de Félix estaba a punto de sobrecalentarse por tantas dudas.

—¿Pasa algo? ¿Estas herido? — Preguntó Hyunjin al notar el silencio por parte del rubio.

Sí, por dentro sigo estando herido, pero mucho menos que antes. Respondió Félix para sí mismo.

Inclinó el asiento quedando acostado como el pelinegro y ahí, ambos intercambiaron una intensa mirada.

Félix se confirmó por milésima vez lo guapo que era el hombre enfrente suyo, incluso más con el cabello goteando y su piel brillante por el agua que lo mantenía empapado. Incluso le llegó a parecer tierno, por lo mucho que se asemejaba a un cachorrito recién bañado.

Omega a medias [Hyunlix] (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora