Omega a medias [Hyunlix] (Omegaverse)

2- 𝒰n caso atípico.

¿Podría haber algo peor que ser omega?

Nunca se lo cuestiono hasta hace un par de meses.

Casi un mes después de su incidente horroroso con el alfa comenzó a sentir algunos cambios en su cuerpo y en su comportamiento.

Algunos días le daba un hambre voraz, otros no quería ni ver la comida, los dolores de cabeza le atacaban de la nada y aunque el clima apenas empezaba a ser cálido, se levantaba sudoroso por las noches, bueno, eso suponiendo que pudiera dormir.

—¿No estarás embarazado?— Fue la primera suposición de su confidente y mejor amigo de años, Han Jisung o Sunggie como le llamaba de cariño.

—No estoy para preguntas tontas— Respondió Félix tajante, sintiendo que la cabeza le pesaba mucho más de lo que debería, arrepintiéndose de inmediato de la manera que le habló a su querido amigo.

—Estoy hablando enserio— Jisung entendía que su amigo se sintiera mal y su humor no fuera el mejor por el momento  para ser la masita de alegría que solía ser. Regresó del dormitorio con una cobija conociendo los constantes cambios de temperatura en el cuerpo del rubio.

Félix siempre se sintió agradecido de tener un amigo tan considerado como Jisung.

Tan pronto como se sentó en el sofá le extendió los brazos y el rubio no tardó en acurrucarse con él.

—Cuando estuve embarazado, tuve casi los mismos síntomas que tú.

Jisung también tenía una historia trágica en cuanto a los desaciertos en su vida y Félix sabia lo incómodo que se sentía de solo sacar el tema, era colmo una herida que aun no terminaba de sanar.

—Bueno, eso y también cuando comencé a manifestarme como omega.

Los ojos del pecoso se abrieron como platos al tener aquello como una posibilidad.

—Es positivo— Dijo el doctor con los resultados de los análisis de su paciente en sus manos.

—¿Po...positivo?— Félix sentía que podría desmayarse en ese mismo momento si no fuera porque Han se encontraba confortándolo.

—¿Positivo a ser omega?— Repitió Jisung tratando de sonar más tranquilo que su amigo.

El doctor se quitó las gafas pues él mismo no podía creerse el resultado. Sin embargo, no era la primera vez que Félix se presentaba ante él. Dos meses habían pasado entre citas y estudios médicos que resultaron en el caso más extraño que en sus 30 años de experiencia hubiera visto.

—Señor Lee, le preguntare por última vez, ¿está usted seguro que jamás presentó ningún síntoma?

El susodicho tomó un poco de aire dando un repaso por su vida, tratando de recordar lo que el doctor le pedía.

—No... incluso me hice las pruebas de rutina cada que ingresaba a la escuela o a trabajos.

—Doctor, usted mismo dijo que los resultados no han sido constantes, que pasan de negativos a positivos.