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Cómo si por cosa del destino se tratara, Jeongin empezó a sentir demasiado calor, miraba a su alrededor sintiendose un poco mareado.

No era el jodido lugar para aquello.

– No me hagas esto amigo espera un poco más.- Susurró para si mismo con la esperanza de que su lobo se apiadará de el.

Pero todo empeoró cuando sintió el olor de aquel alfa acercándose.

Chocolate amargo y menta.

– ¿Jeongin? -

El Omega volteó y lo miro a los ojos por solo unos segundos, segundos que bastaron para disparar su celo al máximo, Jeongin corrió rápidamente bajando las escaleras, necesitaba llegar a su hogar, pero era demasiado peligroso salir en ese estado, su olor empezaba a esparcirse y su lobo tenía una batalla interna por tomar el control.

Todo estaba pasando demasiado rápido.

Jeongin salió de aquella casa desesperado buscando algún taxi, pero todo se veía demasiado borroso para el, empezó a caminar sin rumbo sin saber exactamente que hacia, sus sentidos empezaban a apagarse para darle la bienvenida a su lobo.

– Aún no, aún no, aún no.-

El silbido detrás de el lo puso en alerta, sus piernas empezaron a temblar mientras oía como alguien se aproximaba.

– Vaya vaya....¿Te perdiste bonito?-

Jeongin trago grueso, ya era incapaz de pronunciar palabra alguna, era demasiado tarde, nunca su lobo había reaccionado así, tan demandante y con tantas ganas de tomar el control en su cuerpo.

Quizás se debía a la presencia del otro alfa.

Jeongin cayó de rodillas en el asfalto tratando de controlar su respiración, el alfa de olor repugnante se acercó poniendo su nariz en el nacimiento de su olor, el mismo que ahora era demasiado intenso y embriagante.

Mucho más de lo que era normalmente.

– Hueles a celo.- Aquel alfa tomó su menton para mirarlo a los ojos, el destello violeta se asomaba en ellos anunciando la llegada de su lobo.
-Pero que bonita coincidencia, nos vamos a divertir.-

Cuando Jeongin comenzó a recuperar sus sentidos, empezó a ver con más nitidez y justamente pudo presenciar como Hyunjin llegaba quitándole al alfa asqueroso y posiblemente drogado de encima, el olor a celo de un Omega podría causar que dos alfas se pelearán hasta destrozarse por ganar el privilegio de poseer a dicho Omega.

Pero está vez era distinto porqué la fuerza de Hyunjin ahora mismo parecía inhumana y los fuertes gruñidos les daba a entender a los demás que este era su Omega y de ser así ellos tendrían que alejarse.

Estaba siendo territorial protegiendo al Omega.

Rápidamente Hyunjin volvió a acercarse a Jeongin levantando su cara para mirar sus ojos.

– Oh...- Sonrió acariciando su rostro al mismo tiempo que Jeongin cerraba los ojos moviendo su cara en dirección a la mano del alfa.
-Creo que alguien no espero mucho.-

Su voz era tierna y tranquila, aún que por dentro estaba muriendo, el olor del Omega era demasiado fuerte y verlo allí tan hermoso y sereno era suficiente para hacerlo enloquecer.

Sin embargo sabía que este no era Jeongin y si Jeongin se enteraba que el había hecho algo sin su consentimiento seguramente le cortaría las bolas.

– Te llevaré a casa bonito.- El Omega asintió batiendo sus pestañas con una sonrisa.

Vaya que el lobo de Jeongin era diferente a el, Jeongin parecía estar siempre a la defensiva dispuesto a matar a cualquier persona, sin embargo su lobo parecía tranquilo, sereno y cariñoso.

Le gustaba ese lobito.

El alfa lo cargó estilo princesa para llevarlo a su auto, cierto Omega escondió su cara en cuello del alfa restregando su nariz.

– Quieto lobito debo llevarte a casa.-

El Omega gruño sin hacerle caso y siguió restregando su nariz en el cuello del alfa, Hyunjin sonrió con ternura, metió al Omega en su auto y como si tratara de bañar a un gato el Omega había batallado para que no se alejara de él.

Hyunjin literalmente cerró la puerta del copiloto y corrió rápidamente hacia la otra puerta escuchando los quejidos del lobito a su lado.

El Omega al verlo se aferro a uno de sus brazos con fuerza ronroneando por su tacto.

Vaya que esto sería un trabajo difícil.

Entraron al departamento del Omega, Hyunjin había sacado sus llaves del bolsillo de Jeongin para abrir la puerta, el olor del Omega era demasiado fuerte y dulce, su lobo rasgaba en su interior pidiéndole tomar al Omega, pero el sabía que no podía hacerlo, porqué Jeongin no estaba consciente ahora, y cuando volviera seguramente lo alejaría aún más.

Lo dejo en el sofá.

– ¿Dónde están tus supresores bonito?-

El Omega negó cruzandose de brazos.

– Vamos bonito debemos calmar ese olor.- El Omega le dió la espalda cruzado de brazos mientras negaba, el alfa suspiró y empezó a buscar por todo el departamento, encontrandolos en la habitación del Omega.

– Toma uno.- Extendió la pastilla junto a un vaso con agua.

– ¡No! -

– Pensé que eras un lobito mudo.- Río acercándose sentándose a su lado.
-Vamos solo será uno solito.-

– ¡No!-

– Hagamos un trato ¿Si?- El Omega de ojos violeta lo miró.
-Tomarás uno y yo te haré muchos mimos después.-

La mirada del Omega brilló con fuerza asintiendo frenéticamente, tomó la pastilla y la bebió de un solo trago,luego se sentó encima del alfa, sorprendiendolo en el acto.

– Ey tranquilo aquí estoy.- El Omega sonrió restregando su mejilla en el pecho del alfa mientras sus manos parecían desesperadas por tocar algo de la piel del alfa.

Hyunjin no sabía cuánto más podría resistir teniendo a su Omega tan mimoso, pidiendole atención, tocandolo con desespero y a eso sumándole el embriagante olor.

Tenia una batalla interna pues el Omega había empezado a dormirse y su olor empezaba a ser menos intenso, era su momento de irse, sin embargo no podía, no podía porqué sabía el Omega se sentiría rechazado al despertar, no podía porqué sabía que sufriría cuando la otra etapa de celo llegará, porqué si el Omega ahora estaba en la etapas inicial.

Mimos.

Sin embargo la etapa de querer tener sexo a cada instante insaciablemente era la siguiente en llegar y el alfa no sabía que hacer.

                                 

Hate You (Adaptación Hyunin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora