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Era otro día.

Y Hyunjin estaba en el receso, el alfa descansaba tranquilamente junto a sus amigos, los cuales bromeaban entre ellos, el cuerpo de Hyunjin se sintió tenso como si alguien estuviese mirándolo, llevaba días sintiendo lo mismo pero sus ojos no veían a alguien mirándolo de manera intensa, habían omegas dandole una que otra mirada coqueta, a las que el ni siquiera se inmutaba.

No le importaba en realidad.

Sin embargo el olor de Jeongin empezó a hacerse presente, el de por si ya lo tenía encima por convivir con el, pero está vez es como si la fuente del olor se estuviera acercando.

– ¿Ese no es Jeongin?- Félix señaló al Omega que venía con una sonrisa, en sus manos traía una lonchera, su cabello estaba reluciente y brillante al igual que su sonrisa.

Hyunjin inmediatamente se levantó acercándose a él.

– ¿Que haces aquí Jeongin? Debes tener reposo, lo sabes...- El Omega levantó su mirada para conectar con la de alfa.

– Mmm mis padres tienen que irse e iré a despedirme, así que te traje tu almuerzo ya que no almorzaremos juntos.- Se encogió de hombros y estiro la lonchera para que el alfa la tomara.

– No debiste.-

– Claro que sí, eres mi alfa, imbecil.-

Hyunjin soltó una pequeña risa, Jeongin quitó su mirada de el y la posó a una distancia, dónde habían unos bancos rodeados de arbustos grandes, como una plaza donde los estudiantes se sentaban y compartían en los recesos.

Se acercó a su alfa y dejo un casto beso en sus labios, haciendo que el mismo abriera sus ojos grandes en sorpresa, Jeongin no era afectivo, si el alfa quería mimos o algo amoroso del Omega, siempre era el quien lo iniciaba, sin embargo está vez no pudo evitar sentir su corazón latir con demasiada fuerza.

– Nos vemos en casa más tarde Lobito.- Jeongin dejó otro beso más y Hyunjin lo pego a su cuerpo en un abrazo.

– No dudes en llamarme por cualquier cosa ¿Bien?, cuídate mucho y cuida a nuestro cachorrito.-

– Si ,papá -

El alfa río con gracia.

– Lo preferiría de otra forma pero me conformaré por ahora.-

Soltó al Omega quien vió al grupo de amigos de su alfa y los saludo con la mano, volvió a ver a su alfa regalandole una sonrisa y se dió la vuelta para irse.

Tal y como se imaginaba la Omega lo seguiría.

Cuando salió de la universidad para tomar un taxi, volteo encarandola.

Su apariencia era sorprendente, no parecía la misma Hanna que tanto quiso.

– Vaya... Entonces eres tú.-

– No eres tan tonto Jeongin.

El Omega se cruzó de brazos.

– Ya basta Hanna, para ya.-

– ¿Me pides que pare cuando vienes y lo besas ante mis ojos? ¿ Estás declarandome la guerra, Jeongin?-

– Por supuesto que no, solo te estoy advirtiendo que no voy a dejar a mi alfa por ti, defenderé todo lo que quiero Hanna, déjalo tú.-

La Omega rió acercandose de manera intimidante,pero rápidamente paró cuando a sus fosas nasales llegó un olor extraño proveniente del Omega.

– ¿Que es ese olor?-

Jeongin suspiró y se dió la vuelta dispuesto a irse.

– Espero está vez nos dejes en paz, está más que claro que quién está haciendo las cosas mal eres tú Hanna y creeme que no quiero dañarte, pero si vuelves a hacer algo en mi contra voy a defenderme-

No es que a Jeongin ya no le importase la Omega porqué si lo hacía, sin embargo el instinto protector de su lobo le pedía a gritos defenderse, Jeongin era un Omega de sangre pura, era fuerte y grande, en el pasado los omegas como el tenían la suficiente fuerza para enfrentar a un alfa, eran omegas excepcionales y poderosos.

Jeongin se subió al primer taxi que se paró a su llamado y emprendió camino a despedirse de su familia, a la misma que le pediría por favor no abrumarlo con el tema del bebé, las cosas seguían iguales y mientras el embarazo siguiera siendo de alto riesgo prefería mantener a las personas alejadas.

Por el bien de su cachorro.

Por otro lado el alfa se sentía ansioso, el lazo temporal era bueno en algunos sentidos, como para sentir las emociones del otro pero no era los suficientemente fuerte para sentir más allá de solo emociones y eso lo tenía inquieto.

Él se esforzaba mucho para que Jeongin estuviera del todo bien y no saliera de casa, pero hoy al parecer el Omega tenía planes distintos y la cabeza del alfa era un manojo de pensamientos.

Por eso aquella tarde mientras el se concentraba picando las carnes frías, el cuchillo atravesó su piel en un corte superficial pero que lo hizo sangrar a montones.

Rápidamente saltó por el pequeño dolor agudo que se instalo en su dedo llamando la atención de aquella Omega que no dejaba de mirarlo por lo distraído que estaba.

– ¡Dios! Ven aquí.- Lo tomó del brazo llevandolo a un rincón para limpiar y vendar la pequeña herida.
- ¿Dónde tienes la cabeza? Tienes que concéntrarte chico.-

Hyunjin levantó la mirada hacia aquellos ojos verdes.

– Lo siento...-

La Omega suspiró con tranquilidad y termino de poner la bendita para mirarlo nuevamente.

– Se que eres bueno, muy bueno de hecho, pero debes poner los ojos puestos en lo que haces si no todo será un desastre.- La mujer sonrió comprensiva ante la situación.
- Bien, ve a hacer tu trabajo, estaré observandote...-

Hyunjin asintió sin decir nada más y continuo en su labor.

Porqué si, el estilo de vida del alfa había cambiado, su mentalidad y acciones también, solo que, aún que sabía que lo hacía por el bien de su Omega y cachorro, su vida no iba del todo bien, era desesperante, esperaba encontrar el camino y sentido correcto o todo terminará muy mal.

                                         

Hate You (Adaptación Hyunin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora