━━ Can I go where you go?
Can we always be this close forever and ever?
En un mundo donde el destino juega con los corazones más puros, Stella y Tristan son dos soles destinados a iluminarse mutuamente. Sin embargo, aunque su amor es tan profundo c...
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🌷. . ¡Parece como cuando los príncipes salvan a la princesa en los cuentos! ★
"No."
Una palabra. Una simple palabra hizo que todas las ilusiones de Stella se derrumbaran.
"No vas a ir a Liones, princesa. Es muy peligroso." Su padre intentó suavizar la negativa, pero solo logró que los ojitos de su pequeña se llenaran de lágrimas. Stella apretó los puños y arrugó su cara, luchando con todas sus fuerzas para no llorar.
¡No, no puedo dejar que me vea débil! Si me muestro fuerte, él aceptará, eso me dijo Lancelot. Pensó Stella, esforzándose por mantener la compostura, lo que provocó una risita tierna de su padre al leer su corazón.
"¿P-por qué no puedo ir, papi?" preguntó la pequeña, jugando con sus manitas mientras miraba a su padre. Su dulce inocencia hizo que el corazón de King se rompiera un poco más.
Si ella se lo pedía así... no podía... ¡No podía negarse! Pero el mundo afuera es tan inseguro para su princesita. Si fuera por Stella, sería amiga de cada ser que existía en Britannia, en otros reinos o incluso en otros mundos. ¡Su hija es tan ingenua, tan pura, que es como un sol brillante!
"D-Diane... n-no... ¡NO PUEDO CON ESTO!" exclamó King, volando rápido para refugiarse en el pecho de su esposa, mientras negaba con la cabeza repetidas veces.
Stella simplemente inclinó la cabeza hacia un costado, aún sin entender nada de lo que sucedía. "¿Mami?"
Diane miró a su pequeña con una sonrisa que no sabía si transmitía felicidad o angustia. Después del arrebato de su primer hijo, King quedó devastado. Una parte de él fue arrancada, lo que lo llevó a ser extremadamente sobreprotector con sus otros hijos. Esta sobreprotección se intensificó con Stella, quien nunca refutaba a su padre. Diane no sabía si era por su inocencia o responsabilidad, pero a King poco le importaba la razón. Lo único que deseaba era que su pequeña florecita estuviera a salvo, aunque eso significara prohibirle la libertad para mantenerla a su lado, en seguridad.
Diane sintió la presión en su pecho al ver a su esposo aferrado a ella como si estuviera a punto de perderlo todo de nuevo. Bajó la mirada hacia su pequeña Stella, quien, a pesar de todo, seguía sonriendo suavemente, tratando de entender la situación.
"Mami... ¿por qué papá está triste?" preguntó Stella, con su dulce vocecita llena de preocupación.
Diane se agachó para quedar a la altura de su hija, acariciándole el cabello dorado. "Stella, cariño... tu papá solo quiere lo mejor para ti. Él... teme que algo malo pueda pasarte si sales del bosque."
"Pero Lancelot dijo que estará conmigo todo el tiempo... y que conoceré a más personas. ¡Incluso a Titan!" exclamó Stella, con una chispa de emoción en sus ojos, recordando el nombre erróneo que Lancelot había mencionado.
