Parte III Te Invito Un Café?

3 1 0
                                    

Capitan 3

Elías:
tratando de sonar convincente
—Sí, solo estoy... cansado. Ha sido una semana larga.

Elías desvió la mirada, intentando evadir la creciente presión en su pecho. El peso de la verdad que había leído seguía allí, cada vez más opresivo, aunque intentara convencerse de que todo seguía igual.

Francis: 
sonriendo suavemente
—Bueno, si necesitas descansar, no dudes en decírmelo talvez te invite alguna comida para que estés despierto no puedes estar así tan temprano. Ya sabes que siempre estoy aquí.

Elías sintió una punzada en su interior. Las palabras de Francis, tan sinceras y despreocupadas, solo aumentaban su confusión. No sabía cómo procesar lo que había leído en el libro, pero tampoco podía evitar sentirse nervioso cada vez que su amigo estaba cerca.

Elías:
forzando una risa
—Lo sé. Gracias, Francis...

Intentaba sonar como siempre, pero incluso él podía notar la falsedad en su propia voz. No era el mismo, y, sin embargo, no sabía cómo expresar lo que le estaba ocurriendo.

La campana de la universidad sonó, indicando que las clases estaban por empezar. Elías vio esto como una oportunidad de escape.

Elías:
rápidamente, mientras se aleja
—Nos vemos después en clase...

Francis se quedó mirándolo mientras Elías se alejaba apresuradamente. No entendía qué estaba pasando con su amigo, pero algo dentro de él le decía que había algo más profundo que solo el cansancio del que hablaba Elías.

Francis:
Bosteza y se acomoda su mochila
-como que si voy a comer algo...

Durante el resto de la mañana, Elías intentó distraerse con sus estudios. Se esforzaba por concentrarse en las lecciones, en tomar apuntes y participar en las discusiones, pero su mente seguía volviendo una y otra vez al mismo punto: el libro y lo que había leído.

Elías:
pensando, mientras se revuelve en su asiento
¿Cómo se supone que debo comportarme ahora?

Estudiante:
Estás más raro de lo normal

Cada vez que Francis entraba en su campo de visión, una oleada de nerviosismo lo recorría. La sensación de que algo inevitable estaba por suceder lo acechaba. Aunque intentaba actuar como siempre, algo dentro de él había cambiado, y no podía ignorarlo por más que quisiera.

El día pasó lentamente, y cuando llegó la hora del almuerzo, Elías se encontró caminando solo hacia la cafetería. Sabía que Francis podría aparecer en cualquier momento, y esa idea lo hacía sentirse aún más incómodo.

Justo cuando estaba a punto de entrar en la fila, escuchó una voz familiar detrás de él.

Francis:
con su habitual energía
—¡Elías! Te estaba buscando! Viste que ahí en el menú?!

Elías se tensó al instante, pero trató de no mostrarlo.

Elías:
sonriendo débilmente
—Oh, hola, Francis.

El tono despreocupado de Francis contrastaba con el tumulto que sentía Elías en su interior. No sabía cómo manejar la situación, pero lo último que quería era levantar sospechas.

Francis:
riendo
-Espera ¿Te escondes de mí o qué? No te he visto desde esta mañana.

Elías soltó una risa nerviosa.

Elías:
con evasión
—No, solo... estaba ocupado.

Sabía que no podía seguir evitando a Francis para siempre, pero la idea de enfrentarse a él sabiendo lo que el libro decía lo aterrorizaba. Intentaba convencerse de que todo era solo una coincidencia, que su destino no estaba sellado. Pero la duda seguía creciendo dentro de él.

El Legado Del Destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora