Parte IV Y si lo Olvido...?

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Otro día

El cielo comenzaba a teñirse de naranjas y rosas mientras Elías y Francis se encontraban en la entrada de la universidad, listos para despedirse tras un largo día. El ambiente entre ellos seguía siendo tenso, al menos para Elías, pero Francis, en su constante energía y despreocupación, parecía no notar la incomodidad que había atrapado a su amigo desde su encuentro esa mañana.

Francis: 
sonriendo ampliamente 
—Bueno, ¡entonces nos vemos en la fiesta el sábado! Asegúrate de llevar una buena actitud, ¿eh? Necesitamos divertirnos un poco después de toda esta carga universitaria. A ver si se te quita lo que tienes

Elías forzó una sonrisa, tratando de actuar con normalidad, aunque en su mente todo seguía siendo un caos.

Elías: 
—Sí... claro. Ahí estaré.

Francis le dio un amistoso golpe en el hombro antes de girarse y alejarse, aún sonriendo. Elías lo observó mientras se alejaba, sintiendo una mezcla de confusión y nerviosismo que le era imposible ignorar. No sabía cómo manejarlo. La imagen de Francis, su despreocupada actitud, todo parecía tan normal, tan cotidiano. Y, sin embargo, él no podía dejar de pensar en lo que había leído en aquel maldito libro.

Elías: 
pensando 
-Si tan solo no lo hubiera leído...

Respiró profundamente y giró en dirección opuesta, caminando hacia la parada del autobús donde su hermana, Sara, lo esperaba. Era un alivio saber que pronto estaría en casa, alejado de la universidad y de todo lo que allí ocurría.

Sara estaba sentada en el borde de un banco, visiblemente adormilada, con la cabeza inclinada hacia un lado y los ojos apenas abiertos. Cuando Elías se acercó, ella levantó la mirada y le dio una sonrisa perezosa.

Sara: 
bostezando 
—Vaya, pensé que te habías olvidado de tu hermana pequeña. ¿Qué tal fue tu día?

Elías se dejó caer a su lado en el banco, lanzando un suspiro pesado.

Elías: 
—Cansado, como siempre. Las clases estuvieron pesadas, pero al menos ya se acabó por hoy.

Sara lo observó durante unos segundos con una mirada astuta, antes de sonreír con picardía.

Sara: 
—¿Seguro que no fue otra cosa lo que te cansó? ¿O quizá alguien...?

Elías levantó una ceja, girando la cabeza hacia ella. Sabía perfectamente a qué se refería, pero decidió jugar a hacerse el desentendido.

Elías: 
—¿De qué hablas? Porque esa cara

Sara: 
—Vamos, Elías. Sé que viste a Francis hoy. ¿Te olvidaste de que soy la hermana mayor y que siempre me entero de todo?

Él negó con la cabeza, una pequeña sonrisa escapándosele a pesar de sí mismo. A veces, Sara podía ser demasiado observadora para su propio bien.

Elías: 
—No sé de qué hablas. Fue solo un día normal en la universidad.

Sara: 
riendo 
—¡Sí, claro! Un día "normal" en el que pasas todo el día tratando de no ponerte nervioso frente a tu amigo... o quizá tu futuro novio.

Elías sintió cómo el calor subía a sus mejillas y se volvió hacia Sara con una expresión de desconcierto.

Elías: 
—¡¿Qué?! ¡No digas tonterías! Francis es solo... Francis. No sé de dónde sacas esas ideas. Por Dios

Sara: 
con tono burlón 
—Oh, vamos, Elías. Te conozco. Algo te está molestando, y me juego lo que quieras a que tiene que ver con Francis.

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