↳ *catorce* ༉‧₊˚✧

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Alice se encontraba leyendo en la biblioteca como de costumbre, en unos minutos se reuniría con los chicos, pues Charlie les prometió contar a detalle acerca de su castigo.

—Si por besarte tuviera que ir después al infierno, lo haría, así después podré presumir a los demonios de haber estado en el paraíso sin nunca entrar.—el castaño se acercó hacia ella tomándola de su cintura provocándole un pequeño sobresalto.

—¿Ahora le robarás la identidad a William Shakespeare?.—preguntó ella sonriendo sin despegar sus ojos del libro.

Charlie sólo soltó un suspiro de enfado, no importa cuanto se esmerará, ella siempre encontraba la manera de ganarle.

—No es justo.—se quejó. —Dime que libro no has leído y a un autor que no conozcas, quiero ser romántico contigo y me lo arruinas.—hizo un pequeño puchero.

Alice no pudo resistirse a la ternura del chico, y lo atrajo a él para besarlo, el chico aprovechó la situación y el hecho de que la biblioteca se encontraba sola para estamparla cuidadosamente contra una estantería y besarla con más fuerza.

—Charlie.—dijo ella entre besos. —Alguien entrará y nos verá, nos puedes castigar a ambos otra vez.

Charlie solo sonrió entre el beso pero hizo caso omiso.

—Ya no tenemos que preocuparnos por eso, ¿recuerdas?.—el chico de separo de ella acunando su rostro.

Un ruido proveniente de la entrada hizo que ambos se separarán.

—Respeten la biblioteca por Dios.—habló Cameron adentrándose negando con la cabeza.

Charlie le lanzó un pequeño libro a Cameron como respuesta y procedió a sentarse en un sillón individual para poder acaparar toda la atención.

—Asuma la posición señor Dalton comienza a caminar hacia mi izquierda, para después..."_ comenzó a contar Charlie pegándole a unos bongos, Alice se encontraba enseguida suyo.

Cuando estaba en medio de la historia, el profesor Keating entró en la habitación y la mayoría de los chicos se pusieron de pie.

—Está bien, caballeros, señorita. --dijo mientras se dirigía hacia Charlie.

—Sr. Keating.—saludó Charlie, dejando los bongos en la mesa a su lado.

—Sr. Dalton.—el hombre asintió con su rostro sombrío. —Ese fue un truco poco convincente el que hizo hoy.

Charlie se puso derecho, su boca se abrió con sorpresa, mientras su ceño se fruncía. —¿Está del lado del Sr. Nolan? ¿Qué hay de carpe diem y absorber toda la médula de la vida y todo eso?.

El señor Keating lo miró con una sonrisa. —Absorber la médula de la vida no quiere decir ahogarse con el hueso.

El chico permaneció en su misma postura, aún sin comprender lo que el profesor trataba de hacerle entender.

—Existe un tiempo para el atrevimiento, y hay un tiempo para la cautela. Y un hombre sabio sabe lo que se requiere.

—Pero pensé que le gustaría.—Charlie trató de defenderse.

El señor Keating negó con la cabeza, y se acercó un poco más a los estudiantes.

Alice le prestaba atención al señor Keating, su mirada escaneo su vestimenta observando lo bien que los colores combinaban pero hubo algo que llamó su atención, esa pluma que el señor Keating tenía en su bolsillo derecho le parecía demasiado familiar que hasta podría jurar que ella tenía una igual.

—No, que seas expulsado de la escuela no es atrevimiento para mi, es estúpido porque perderás algunas oportunidades de oro.—concluyó el profesor , aunque Charlie no pareció estar de acuerdo por su declaración.

Muse ; Charlie DaltonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora