Pequeños intentos de lemon
Pedidos abiertos de One Shots
~Amo a todos los personajes de kny y espero poder transmitirles ese afecto que les tengo~
Solo denle una oportunidad
Disfruten las lecturas que verán a continuación
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Eras una de las chicas más envidiables de la academia Kimetsu, y con grandes razones.
Eras estudiosa, inteligente, hermosa, amigable y tranquila.
Todo mundo decía que sería genial estar en tu lugar.
Pero para ti era la misma rutina, estudiar, pasar pruebas, exámenes, ser amigable, pasar tiempo con algunos amigos y volver a la rutina. Nada más aburrido que eso. Pero la parte interesante era que empezaste a tener un romance. Y mucho menos que con una persona opuesta a tí...
Sanemi Shinasuwaga
Se conocieron porque fuiste la única que le hizo frente cuando intento intimidante.
-¡Oye maldita niña! ¡Haz mi tarea!-
-No.-
Ni siquiera lo volteaste a ver, era una persona cualquiera para tí. Claro hacías tareas y todo, pero como dicen sin dinero de por medio no te interesaba.
- Te lo diré de nuevo ¡Haz mi trabajo!-
-No quiero.-
Entraste a la biblioteca en busca de un libro para una clase. Llegaste al final de la biblioteca intentando alcanzar el libro, cuando el chico puso una mano paraacorralarte y que no pudieras ir a otro lugar.
Varios amigos de él venían detrás para ver qué haría ante tal contestación, rodeando a ambos en el proceso.
-¿Qué piensas hacer Shinasuwaga?- Dijiste volteando y dándole la cara.
-No lo volveré a repetir, haz mi tarea y sigue mis ordenes como los demás, o si no-
-¿Y si no quiero? ¿Qué me vas a hacer?No soy una perra faldera para estar detrás de tí ayudándote todo el tiempo. ¿Piensas golpearme y amenazarme? -
Sus amigos empezaron a hacer un sonido de "uuuuuuhhh" en señal de burla a Sanemi.
-Algo peor que eso muñeca...- Dijo agarrando tu mentón y subiendo tu cara para que lo vieras directo a los ojos.
-Creeme que no tengo miedo de recibir golpes de un niño malcriado.-
Pero con su otra mano agarro tu cintura baja, casi agarrandote del trasero. Era demasiado penoso para tí, además de que empezaba a acercarse peligrosamente a tu cara.
-¡Beso!
-¡Beso!
-¡Beso!
Empezaban a gritar sus amigos del peli blanco. Tus labios temblaban y estabas demasiado nerviosa, así que por reacción cerraste los ojos y volteaste la cabeza, quedando un ligero beso en tu mejilla.
