CAP 77 HOMBRE MISTERIOSO

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"Nunca renunciaré a ti, mientras haya una estrella brillando en el cielo, la esperanza de tenerte seguirá viva en mi corazón".

-Al fin despierta señorita Rachel, buen día...

La enfermera a cargo le regaló una enorme sonrisa mientras ella intentaba recuperar el aliento y adaptarse a la nueva habitación o más bien a la locura romántica que había explotado dentro de ésta. Rachel parpadeó un par de veces para desperezarse un poco, sintiendo enseguida como el respaldo de su cama se elevaba un poco para que pudiese estar mucho más cómoda.

No sólo la habían cambiado de plaza, al parecer la habían aseado mientras dormía, y le habían colocado una bata y sábanas limpias, pero lo que sin duda llamó su atención fue la suave y calientita frazada blanca con corazoncitos de todas las tonalidades con la que la habían tapado en algún punto de la noche o de la mañana.

-¿Qué es todo esto? Yo... Mi oxígeno...

Rachel susurró completamente confundida y algo desorientada, tocando su rostro al descubrir que ya no llevaba la mascarilla incómoda que la había estado ayudando a respirar mejor, aunque aún se encontraba conectada a un par de máquinas que la monitoreaban. La pelinegra frunció el ceño, apartó sus ojos sorprendidos de la decena de globos flotantes en forma de corazón que chocaban contra el techo y los arreglos florales que decoraban todo el perímetro de su nueva habitación. Tomó aire con lentitud y algo de temor para luego buscar la mirada de su acompañante.

-Dieron la orden de retirarle el oxígeno durante la madrugada, al parecer ha mejorado mucho en los últimos días. Sus pulmones se encuentran mucho mejor. En cuando a este romántico caos, se trata de una pequeña sorpresa que dejaron para usted esta mañana por el día de San Valentín. Se nota que quién envió todo esto debe amarla mucho, señorita Rachel.

La enfermera suspiró toda enamorada mientras Rachel trataba de procesar lo que sus ojos estaban encontrando a su alrededor. Estuvo a punto de abrir su boca para decir algo más, pero alguien tocó a la puerta así que la mujer se alejó para abrir y hablar bajito con la persona al otro lado. La pelinegra ignoró aquella interrupción y se concentró el detallar los lindos lirios naranjas que estaban junto a su cama. Aquel arreglo era el más hermoso y rebosante de todos. Era tan bello y el simple hecho de sentir que le importaba a los demás hizo que sus ojos se cristalizaran mientras algo en su interior comenzaba a revolotear con algo de sentimiento.

-Señorita Rachel, trajeron esto para usted. -La enfermera cerró la puerta tras ella y se acercó a la cama, trayendo de vuelta a la mujer de su burbuja de pensamientos.

-Hmm,... ¿Cómo dijo?

Rachel susurró distraída y casi se atraganta cuando al ladear la cabeza para mirar a la enfermera, se encontró frente a frente con un enorme, afelpado y encantador oso de peluche blanco con un moño rojo de tela muy adorable alrededor de su cuello.

-¿Para mi? -La pobre tía Rachel titubeó.

La enfermera asintió, sonriendo ampliamente antes de entregárselo, así que fue una cálida sonrisa lo que se dibujó sobre la boca de la pelinegra mientras sus ojos de cristalizaban. Sus mejillas tomaron un poco de color y sin darse cuenta comenzó a llorar en silencio mientras estrujaba aquel obsequio entre sus brazos delgados.

-Papá fue la última persona en regalarme un oso de peluche... -Rachel susurró para sí misma entre lágrimas.

-También dejaron esta tarjeta. ¿Quiere que se la lea? -La enferma preguntó muy conmovida. Todo lo que aquel hombre estaba haciendo por su paciente era realmente dulce.

Lღcɑʍєитє Eиɑʍღʀɑdɑ 💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora