En el corazón del bosque, donde los árboles se alzan como antiguos guardianes, se despliega un santuario secreto, un refugio donde los deseos se entrelazan con las sombras y el viento. Este lugar, conocido por algunos y desconocido por muchos, es el Bosque de los Milagros, donde la noche se convierte en un manto de complicidad y la naturaleza en una cómplice silenciosa de encuentros furtivos.
Entre los troncos musgosos y las hojas susurrantes, los cuerpos se encuentran, se buscan, se reconocen en la oscuridad. Aquí, las estrellas apenas se atreven a brillar, sabiendo que lo que sucede en el bosque pertenece a los misterios que solo la luna puede guardar. Es un espacio fuera del tiempo, donde la razón se disuelve y la piel se convierte en lenguaje.
El crujido de las ramas bajo los pies es el preludio de lo que está por venir, una señal de que el bosque está vivo, observando, acogiendo a aquellos que buscan perderse para encontrarse. No hay palabras en este lugar, solo miradas que se encuentran en la penumbra, suspiros que se elevan como oraciones a un Dios antiguo, que entiende los impulsos más primitivos del ser humano.
Aquí, los límites entre lo sagrado y lo profano se desvanecen. El bosque es un templo, y los cuerpos, ofrendas que se entregan al rito del deseo. Los árboles susurran secretos mientras las manos exploran, mientras los labios se buscan con hambre y necesidad. Es en estos momentos, en este rincón del mundo, donde el milagro sucede; dos almas, dos cuerpos, se encuentran y se funden en uno solo, en una danza que solo el bosque comprende.
No hay juicios en el Bosque de los Milagros, solo el reconocimiento de lo humano, de lo vulnerable, de lo real. Aquí, bajo el amparo de las estrellas y la tierra, lo que se consuma es una forma de magia, una chispa de vida que se enciende y se apaga, dejando un rastro de calor y aliento en el aire frío de la noche.
Y cuando todo ha pasado, cuando los cuerpos se han separado y el silencio vuelve a reinar, el bosque permanece, inmortalizando el encuentro en su memoria de hojas y raíces. Porque el Bosque de los Milagros es más que un lugar; es un estado de ser, un susurro de libertad en la vasta soledad del mundo, un recordatorio de que, en algún rincón, siempre habrá espacio para el deseo, para el abrazo prohibido, para la magia que solo el bosque puede comprender y mantener viva.
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Aires de Primavera (Poemario)
PoesíaEs una obra poética, situada en la estación primaveral. Para alguien, un amor o tal vez para la misma primavera. La estación primaveral nos oculta sus grandes misterios, la prosa y el verso nos revelarán grandes historias de amor y romance en sus di...