𝐈𝐍𝐅𝐄𝐂𝐓𝐀𝐃𝐎𝐒

Diez

Aidan, era aidan el que entró. Se acerco rápido a mi y esta vez le recibi su abrazo.

— Lo siento, estamos a salvo. — me miró

— Como lograste escapar

Miró hacia atrás y ahi estraban, dos chicas, una castaña y la otra pelo rojo y oscuro, tres hombres de músculos grandes con armas y parecían tener ropa de ejército.

— Ellos me ayudaron, vinieron por rescate, nos van a llevar a una casa más asegurada con más personas.

Asentí. No tardamos mucho para tomar todas nuestras cosas que poco a poco fuimos consiguiendo con aidan. Subimos a la camioneta y los rescatadores manejaban de a ratos. Era una ruta vacía. Solo algunos zombies.

—  ¿Y tienen nombre? — Dijo la castaña

— Si — Respondió aidan

Yo me encontraba atrás con aidan, con una cobija entre las piernas y por debajo de la cobija aidan sostenía mi mano casi aparentando. Me gustaba que quiera tener contacto conmigo.

— Mi nombre es aidan gallagher y ella es...

Que iba a decir el idiota

—  TN covey — Respondí secamente

— Bueno pues, yo soy laura, ella es — Apuntó a la pelirroja — Celeste y ellos son — Scar — Apuntó al calvo y negro hombre

— Bob — Apuntó al hombre que manejaba — Y Michelle —  a su acompañante.

— En la casa donde nos alojamos todos tenemos habitaciones, es enorme. Creo que antes era un orfanato — dijo laura.

— Si y puedes dormir con quien tu quieras — Dijo celeste la pelirroja mirando muy sensual a aidan.

— Claro — dije irónicamente

— ¿y ustedes son pareja? — Pregunto bob — Porque si lo son pueden dormir juntos.

—  Mmm si — Dijo aidan sin pensar.

— Genial, dormirán juntos. Ahora si quieren pueden descansar, tenemos largo camino aun.

Intente dormir varias veces pero no podía aún, aidan estaba casi dormido sobre mis pechos acurrucado. Parecía un niño pequeño. 

Todos dormían menos bob y yo, desviaba la mirada para que no notará que estaba despierta y comenzará hablar, no tenía ganas de hablar.

— Aidan— susurre y este despertó.

— ¿Que? — Dijo hablando en lo bajo.

— ¿Porqué dijiste que somos pareja?

Esa pregunta la tuve en la mente todo el viaje y solo lo había despertado para preguntarle eso.

— Pues... me gusta decir eso. Te hace ser más interesante, ¿te molesta?

— Pues no, pero nose. Quizás te gusta una de las chicas y por ahí...

— Quedate tranquila TN, si me gustaba alguna de ella te lo diría, pero no me gustan.

Ajam, seguro le gustan. Tuvimos casi 4 horas de viaje. Estuvimos por toda la carretera, al llegar al lugar era tan grande que no podía imaginar cuantas habitaciones había.

Había mucha gente sin miedo y viviendo muy cómodos, las mesas eran largas y muchas personas ayudaban a cocinar. Habían niños pequeños y también abuelos, todos eran familiares y algunos desconocidos.

Conocimos nuestras habitaciones pero aidan decidió que dormiriamos juntos, para no gastar más habitaciones, ya que todos los días los rescatadores buscaban personas que estén en la misma situación y ayudarlas.

En la casa eran 50 personas, contando a todos. Nos habían explicado las reglas y también nos dijeron que esperaban un rescate más grande, los otros países decidieron cerrar las barreras para que la infección no se transmitiera.

El 5 de septiembre pasaría el supuesto elicoptero buscando a personas. Miles de veces intentaron buscar a habitantes pero nunca los encontraban. Y sólo ese día sería el último para buscar.