Dos

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Baje las escaleras, sostenía aquella hacha y caminaba lentamente aunque mucho ruido no podía evitar hacer por los tacones, pensé en sacármelos, pero habían vidrios y cosas rotas en el suelo.

Podía oír los llantos y los gritos de algunos familias, no podía hacer nada, la mayoría estaban infectados. Solo quería encontrar a Evan y salir de ahí, temía por mi vida, escuché una voz, masculina.

— TN mi amor — Me di la vuelta y era él, evan.

— Mi amor — Llore al escucharlo, me acerque a él tirando el hacha aún lado, me tomo de las mejillas y me beso.

— Tenia miedo de no encontrarte

Al igual que yo estaba hecho de sangre, su ropa que antes era blanca, ahora estaba roja.

Lo abrace con fuerza

— Vamos, tenemos que irnos — Intente caminar pero este me tomo de la mano — No puedo, no puedo.

— ¿Que pasa evan? — me detuve — Vamonos, están todos infectados, quedan pocos, vamos por favor — Insistí con lágrimas

Sus ojos eran rojos, su piel era blanca y sus venas sobresaltaban, me apretó fuerte la mano y me miraba fijo, ya no era mi evan.

Pero no lo iba a dejar morir, tenía que haber algo que le saque eso, o moriría con él. Me apretó más fuerte el brazo e intentaba acercarme a él.

— Porfavor no — rogué

Cuando estaba por besarnos y ser mordida oí un disparo, al instante cayó evan al suelo lleno de sangre.

Caí sobre el y lo tome en brazos

— Mi amor no — llore — Porfavor no, eres el amor de mi vida, no te vayas

— Será mejor que te alejes, muchas veces suelen despertarse — Alce la cabeza y vi a un muchacho, ojos verdes y cabello castaño.

— ¿Que hiciste? Podía haber alguna cura, es mi esposo idiota — Grite mientras tomaba el hacha

— No grites, hay más ahí afuera, no hay cura para tu esposito, créeme.

— ¿Y tu que sabes? — Dije mirándolo fijamente

— Están infectados, ya no era tu esposo, si no solo su cuerpo estaba casi tomando por el virus. Te iba a matar.

— Me hubieras dejado, quería morir con él — Este se acomodaba su traje y sus armas

— Ja, quisieras. Tu no estas infectada, él si. Créeme no quisieras estar en su lugar, te oyes ridícula, agradece, te salve la vida.

— Me salvaste la vida, mejor matame. Moriremos de todas formas. — aquel extraño había matado a Evan, ver su cuerpo en el suelo, apenas estábamos casados. Me arrodille y solo lo observaba.

— Vamos no te puedes quedar aquí, salgamos y te llevo a que te quites esa ropa sucia. — Dijo este mientras estrechaba su mano

— No — Dije poniéndome de pie— No me iré contigo, acabas de matar a mi esposo, ¡estas demete! — Grite. No pasaron ni dos minutos que a nuestro alrededor habían Miles de personas infectadas con ese virus. Acercandose lentamente o casi rápido.

Aquel chico me tomo de la mano y comenzamos a correr, las balas salían tan rápido que nisiquiera me daba tiempo a contarlas, eran miles.

No recuerdo bien en que momento apareci en una habitación bastante acogedora, tapada con cobijas y aun lado de mi estaba aquel chico casi dormido y con una metralladora en sus manos.

Intente ponerme de pie pero este me apunto.

— Mejor sientate de nuevo, muñeca. Aún nose si también no estás infectada. — Me apunto con el arma hacia la cama

— Entonces me hubieras matado, así como mataste a Evan, sin piedad. — reproche.

— Evan o como se llame, estaba más podrido, estaba a punto de matarte, y tú. Eres una mal agradecida. Te traje a mi casa y me tratas como un asesino en serie.

Me miró seriamente

— Entonces sal ahí afuera y serás comida para esos infelices.

— ¿como te llamas? — pregunte mirando de arriba abajo a este chico de ojos verdes.

— Aidan

— TN, covey

Me acerco un trapo algo sucio

— Toma, limpiate la cara con esto, esta húmedo, te ayudará a sacarte esa sangre infectada.

— ¿Como sucedió esto tan rápido?

— No lo se, lo único que se, es que comenzó de la zona sur, y luego de eso no paro. Cada vez que te muerden te vuelves alguien irreconocible.

— Hoy era mi casamiento — algunas lágrimas recorrieron mi mejilla.

— Lo lamento.. — Dijo — Mi novia, fue mordida también, me dolió dejarla atrás pero se que ya no era ella, y aquí es mueres con la persona o sobrevives solo


𝐈𝐍𝐅𝐄𝐂𝐓𝐀𝐃𝐎𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora