Eight💌

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Dos días, dos putos días tratando de acercarse a su amiga para disculparse y ésta simplemente lo evitaba o ignoraba. Cuando lograban quedar solos, salia corriendo con tal de no confrontarlo. Ya estaba harto, había sido un torpe juego de provocación que se les fue de las manos, nada grande. Tampoco era como si hubiesen tenido sexo, solo fue un beso.

Igual su promesa de no acercarse a ella de esa forma, terminó rota, esa debía ser la molestia de su amiga.

Exhaló pesadamente por enésima vez en la mañana y se apresuró a salir del salón de clases una vez terminada la clase de Financiamiento. Caminó a través del pasillo hacia la cafetería y divisó en una de las mesas a Luka con otros amigos. Se acercó a ellos y tomó asiento en la mesa.

—¡Ey! Agreste. ¿Qué tal?—Saludó un muy animado Luka.

—Bien, lo de siempre. ¿Ustedes, qué tal?

Ivan, Nino y Marc se alzaron de hombros a la vez con despreocupación, haciendo que el rubio riera.

—Tareas y más tareas, no veo la hora de terminar este jodido año. —Bufó Nino, siendo codeado por Max.

—Te quejas de tareas ahora y el siguiente año estarás en la universidad, eso sí es algo para sufrir.—Luka asintió mientras mordía su porción de tarta.

—Universidad y trabajar, porque no creo que tus padres quieran seguir dandote dinero.—Se burló Iván, cruzando sus brazos delante suyo.

—Para tu información, querido Iván. Trabajo por las noches en un bar y me pagan bien.

Adrien alzó sus cejas con ligera sorpresa y miró a su moreno amigo.

—¿Enserio? Que genial. —Los demás asintieron y pronto el sonido de su móvil, llamó su atención. —Ya vengo.

Se puso de pie y salió de la cafetería para evitar el bullicio, tomó su móvil y notó que era su padre quien lo llamaba.

—Papá. ¡Hola!

Hijo, disculpa que te llame en horario escolar. ¿Cómo estás?

Caminó un poco a través del pasillo hasta llegar a las escaleras, en dónde tomó asiento en el primer escalón.

—Estoy en receso, no te preocupes. Y bien, me encuentro bien por suerte. ¿Tú cómo estás? —Cuestionó con interés.

Si bien siempre hablaba con su padre por las noches, los últimos tres días este no le había cogido las llamadas, algo que lo hizo preocuparse ligeramente.

Bien, con mucho trabajo. Estoy con muchos pedidos de tiendas comerciales de distintas ciudades, así que la empresa aquí es una locura ahora.—El tono de voz del mayor salió con algo de cansancio.

—Te ayudaría si estuviera ahi, lo sabes. —Comentó con desgano.

No te preocupes por mi, hijo. Prefiero que estés cursando en el mejor colegio de Europa, a que estés aquí aburriendote despachando pedidos. —El rubio sonrió ante las palabras de su progenitor.—Escucha, tu coche está llegando hoy, no sé a que hora. ¿Necesitas algo más?

Una gran sonrisa zurcó el rostro del Agreste menor y sintió ganas de abrazar a su padre. A pesar de lo estricto que podía ser éste, lo extrañaba horrores.

—Gracias, padre. Y no, creo que no necesito nada más.

—Bueno, igual te habilité una tarjeta de crédito para que uses, te llegará junto con el coche.

—Papá, no tienes que tomarte tantas molestias por mi.—Regañó levemente, su padre a veces no media los gastos que hacía en él.

Sintió a su padre suspirar y pegó más el celular a su oído.

Heart Attack (Adrinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora