Thirteen💌

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Había pasado una semana desde todo el lío con Kagami y sincerandose, ya se había acostumbrado a la ley de hielo que Alya y la asiática le dieron.

Chloe fue la única que a pesar de las cosas se puso en su lugar y la comprendió, apoyándola en todo momento, aún si eso le costaba su amistad con las otras dos.

Las extrañaba si, pero no dejaría su orgullo de lado por mero capricho de ambas, al querer discutir por un chico. Ella era feliz con lo que tenía con el rubio menor de los Agreste y no renunciaría a él, no cuando por primera vez en su vida conocía el amor.

¿Estaba enamorada? No podía decirlo a ciencia cierta, solo sabía que Adrien la hacia ser mejor persona.

Para nada era una distracción como ella solía pensar antes, al contrario, Adrien era quien solía pedir primero terminar con los deberes, estudiar y finalizado todo, recién disfrutar el uno del otro, sin dudas era el chico de sus sueños.

Sonrió para si misma mientras caminaba hacia la terraza del colegio, su última clase había sido cancelada así que optó por ir a su lugar favorito del colegio, en dónde podía apreciar todo el campus en su esplendor y una paz que amaba con su ser.

En el camino se cruzó a un par de estudiantes que vaya a saber Dios a dónde iban, tampoco le interesaba.

El último pasillo que llevaba a la terraza se encontraba desierto y es que casi nadie iba por esos lados y por eso era su lugar preferido, nadie la molestaba.

Respiró hondo cuando por fin estuvo al aire libre de la azotea, llenando sus pulmones de ese aroma que tanto le encantaba. Y es que el campus era puras tonalidades de verde, lleno de árboles y preciosos arbustos con flores. Su colegio era precioso, lleno de naturaleza.

—Vaya, vaya. Pero miren a quien me vengo a encontrar.

Rápidamente volteó al oir aquella irritante voz y frunció el ceño al encontrarse con su persona menos favorita en el mundo.

—¿En verdad tienes que arruinar todo con tu asquerosa presencia?

La divertida sonrisa que el ojigris cargaba, rápidamente se borró de su rostro.

—Eres tan linda pero cuando abres tu jodida boca la cagas.

Marinette resopló y avanzó hacia el rubio, queriendo pasar por su lado para irse, siendo detenida por la mano del mismo que tomo su brazo.

—¿A dónde crees que vas?

—Sueltame o te arrepentirás.—Amenazó mirando fijamente con frialdad al Agreste mayor, quien hizo caso omiso y solo apretó más su agarre en el brazo de la joven.

—¿Sabes? Desde el día uno me fascinaste, pero el que seas tan altanera me saca en sobremanera. Deberías aprender a respetar a los hombres.

Marinette forcejeó más y apretó sus facciones cuando el agarre en su brazo comenzó a doler.

—A la m-mierda que te respetaré a ti, idiota. Lo único que me causas es un increíble asco. Suéltame ya mismo o te partiré los dientes.

Félix rió y jaló a la azabache contra si, pegándola a su pecho con fuerza, apresando sus brazos entre los suyos para evitar su huida.

—Ah, pero bien que en la fiesta de Kim te retorcias de placer mientras te follaba duro, zorrita.—Félix se relamió los labios, causando que la Dupain sintiera náuseas.

—¡Joder, que me sueltes! ¡Ni en tus sueños me acostaría contigo, cerdo!

La ira llegó al ser del rubio y soltó a la azabache, empujandola hacia delante, al grado de casi hacerla caer.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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Heart Attack (Adrinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora