Extra XI. How We Left It Eight Years Ago.

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El cielo azul se expandía por el firmamento rodeando del conjunto de nubes blancas y esponjosas que Izuku amaba tocar con las manos.

Y ahí estaba, dos meses después de haber recibido la revelacion del destino y aceptar la mano de su ex-mejor amigo, ahora pareja, se paseaban por los techos de la ciudad de Musutafu con emoción inigualable.

Tocando el cielo con los guantes que dejó a un lado por un largo tiempo de su vida. Sintiendo el viento nuevamente recorrer su cuerpo mientras se balanceaba de un edificio a otro. Era una de las mejores sensaciones que había vivido toda su vida.

Fue una decisión difícil pero de la que no se iba arrepentir, por ahora no lo hacía. Decidió trabajar como profesor en el día, regañando y dando sus respectivas clases como el buen director que era. Y un héroe de noche en la agencia de Dynamight y el, como no.

Ah...¿No sabían? Les cuento.

[Hace Unos Días]

— Fue la cosa más cursi que te he escuchado decir Bro — Red Riot limpiaba lágrimas falsas — Eso es tan...pero tan

— ¡Romántico! Ahora podrán ir a mi boda como pareja Bakugo-kun. No me equivoque al posponerla.

— Carajo, no los invite para que me jodan más la existencia — Katsuki se frotaba la sien — Los reuní porque necesito que hagan algo útil en sus miserables vidas.

— No puede ser Kats. ¿Estas pidiendo ayuda?

— No — Gruñó — Los salvo de una vida en decadencia.

Todos en la oficina del héroe lo observaron confundidos, intercambiando miradas. Su amigo no cambió la forma de "pedir ayuda" incluso ahora que era un señor que pagaba impuestos.

— ¿Que necesitas Bakugo?

— Seré directo, quiero que me asesoren — Señaló a Kaminari y Jirou — Ustedes más que todo. Quiero abrir una agencia.

— En ese caso, te ayudaremos e Iz-

— Deku no debe saberlo, es sorpresa.

Sorprendidos para luego entenderlo, asintieron.

— Kacchan, ¿Que hacemos aquí?

— Vamos a comer helado.

— ¿Enserió?

— No — Se burló de la ilusión ajena — ¿Este lugar abandonado tiene cara de vender helados Deku?

— Pues no pero valía la pena creerlo. Daría lo que fuera por un helado.

— Yo vendo paletas — Lo miró coqueto, Izuku negaba con la cabeza.

La calle en la que se encontraban era concurrida, lo que no lo era es el lugar donde estaban adentrándose y observando la pintura suelta y el olor extremo a polvo, una construcción aparentemente abandonada pero según el letrero estaba en venta. Un edificio en medio de luces que lo opacaban, digno de villanos. Se limitaron a explorar el primer piso, ya que eran cerca de siete u ocho pisos y pensándolo mejor temía que le cayera encima todo el cemento y ladrillo que sostenia lo demás.

— ¿A quien buscamos?

Katsuki puso los ojos en blanco.

Teacher's Pet | KatsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora