Capítulo 4

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3 años atrás

El viento golpeaba contra mi cuerpo, baje el visor del casco protegiendo mi vista mientras la velocidad de la motocicleta aumentaba, mi corazón estaba acelerado, desesperado por llegar a mi destino.

Ante eso, esquivaba los autos que se interponían, sentía como el reloj seguía corriendo más rápido de lo habitual, pareciendo así como se iba delante de mis ojos.

Quería llegar, no necesitaba llegar lo más pronto posible a ella.

Después de eternos minutos visualice el parque donde nos habíamos citado, detuve gradualmente la velocidad, buscando a la castaña que aceleraba mi corazón, sonreí al verla, estaba esperándome en una esquina abrazándose así misma, buscando calor y protección en su brazos por el helado viento que azotaba a la cuidad.

Acelere hasta llegar a su lado, frene el seco para que notara mi presencia y levantara su cabeza, permitiéndome apreciar su hermoso e inigualable rostro.

-Perdóname -me disculpe al ver como provoque un leve salto de la sorpresa de mi llegada. Ella me sonrió aceptando mi disculpa.

No pude evitar perderme en su sonrisa, era indescriptible lo que aquella simple acción provocaba en mi, un sentimiento que albergaba muchos más.

Baje de la motocicleta, subiendo el visor de mo casco para poder apreciar su hermoso rostro, me acerqué a ella mientras sacaba mi chaqueta de mi cuerpo poniéndosela a ella, protegiéndola del frío.

Me sonrió agradecida, aún su timidez conmigo seguía arraigada a ella.

-Gracias -susurró, una voz tan dulce y delicada que me hacía querer abrazarle con fuerza y no soltarla jamás.

-No es nada -respondí sonriéndo para darle un poco más de confianza.

Me acerqué nuevamente a la motocicleta, tome el casco que posaba en la empuñadura del manubrio, regrese a ella quien me miraba con curiosidad.

-¿A donde iremos esta vez? -me pregunto curiosa, sonreí al recordar mis planes.

-Bueno, es una sorpresa -rei ante su expresión un tanto enojada -, pero estoy segura de que tu gustará.

Reduje el espacio entre nosotras, vacilante acerque mi mano hacia su rostro, tomando un mechón rebelde de su cabello llevándolo tras su oreja, al mirarla note un leve pero perceptible sonrojo en sus abultadas mejillas sonreí ante la imagen tan tierna y tímida que tenía ante mí.

Con delicadeza puse el casco sobre su cabeza, poniéndolo con suavidad temiendo lastimarla, me agaché un poco para abrocharlo como es debido, no podía estar más feliz, verla por primera vez con mi ropa sobre su cuerpo, y el casco que había comprado pensando en ella, porque ella sería la única dueña de él, así como es la dueña de mi corazón.

Aunque ella no lo sepa.

La tomé de la mano, sonreí cuando ella reforzó el agarre, ese acto hizo que mi corazón latiera desenfrenado, más de lo que hacía, tal vez debería considerar ir al cardiologo, y quien sabe, hasta podría darme una medicina para calmar mi alocado corazón.

Que me recete una medicina de nombre Jennie Kim.

Que me recete una medicina de nombre Jennie Kim

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