Capítulo 10

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-Espero que sigas recordando lo mucho que la amas en tu presente. No la hagas sufrir, hazla feliz y amala cada día como si fuera el último día junto a ella.

El vídeo finalizó, dando una imagen mía mientras observaba con una sonrisa hacia la persona tras la cámara. Las lágrimas opacaron mi vista, dejándome en un estado de tristeza, como si una niebla densa se apoderara de la habitación, envolviendome completamente.

-Como seguramente ya te dijo Jennie, según el diagnóstico, solo nos queda tres meses junto a ella, pero tal vez y por lo que veo ella no te dijo más que solo eso -el señor Kim hizo una pausa, escuche su suspiro, mientras miraba por la ventana hacia el jardín -. Hace un mes que fue diagnosticada-el se giró hacia mi, su mirada brillante de dolor me observaba con intensidad -, lo que significaba que solo le queda dos meses de vida.

Recorde la conversación con mi suegro, me dejé caer sobre la cama, mientras aferraba la cámara a mi pecho, las lágrimas silenciosas me ahogaba, dificultando a mis pulmones llenarse de oxígeno Observé la cámara, ahora apagada, y me pregunté si alguna vez volvería a vivir un momento así. Tal vez no. Tal vez serían momentos más memorables.

-Jennie no morirá, no, no lo hará -seque mis lágrimas con el dorso de mi mano -. No lo permitiré.

 No lo permitiré

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3 Años atrás

Tomé el picaporte entre mis manos y, por encima de mi hombro, miré a Jennie tras de mí. Ella no me miraba; estaba absorta en su curiosidad, observando cada rincón a su alrededor. Reí suavemente mientras abría la puerta.

-Y esta es mi habitación -le señalé, logrando captar su atención.

Ella, vacilante, se acercó mientras yo sostenía la puerta para que pudiera pasar. Tal vez este era el lugar que más le causaba curiosidad, ya que fue el último que decidí enseñarle después de haberle mostrado el resto de la casa donde crecí.

Al entrar, la luz de la luna se filtraba a través de las cortinas, iluminando las paredes adornadas con fotografías. En el rincón, una guitarra descansaba sobre un soporte, y en la mesa de noche, un libro a medio leer esperaba ser retomado.

-Es un poco desordenado -dije, sintiendo que mis mejillas se sonrojaban-. Pero aquí es donde pasaba la mayor parte de mi tiempo.

Jennie sonrió, sus ojos explorando cada detalle. Camino lentamente observando cada rincón, mirando los retratos colgados en la pared, se detuvo en uno de ellos, note que se trataba de una fotografía cuando era niña, aunque solo veia su perfil, no paso desapercibida la sonrisa que se apodero de su delicado rostro. Continuó explorando la habitación y, se detuvo frente a la ventana, donde las flores del jardín parecían bailar con la luna.

-Es hermoso -murmuró, maravillada. -Me encanta cómo se siente este lugar.

La guié hacia la estantería, donde había libros de todos los géneros. Comencé a hablarle sobre mis favoritos, aquellos que habían marcado mi vida. Mientras lo hacía, noté cómo su expresión se iluminaba con cada libro mensionado.

The Night We Met Donde viven las historias. Descúbrelo ahora