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Mini maratón 2/3

Ya después de unos cuantos tragos ya estábamos muy ebrios, pero aún no estábamos inconscientes, movía mis caderas restregando mi trasero en Héctor y las manos de Orson tomaban mis caderas, los tres estábamos disfrutando mucho mientras bailamos.

—¿Y si vamos a mi apartamento? — grito ya que la música estaba bastante fuerte.

—¿Orson tu qué dices?

—Andando carajo.

Los tres lanzamos un grito feliz, pagamos la cuenta y salimos del club, pedimos un taxi y fuimos a casa de Héctor.

—Mierda estoy muy ebria — solté mientras reía y arrastraba mis palabras.

Me tire sobre el sofá y Orson se tiró a mi lado, tomo mi nuca y ambos unimos nuestros labios.

—Carajo que sexy se vio ese beso —habló Héctor.

Ambos sonreímos mutuamente.

—Puedo intentar...

Sonreí y me puse de pie y camine hasta el, tomando sus mejillas lo uní a mí, pase mis manos a su nuca y acaricié su cabello, nos separamos por falta de aire.

—Hermano ella besa realmente genial —reímos.

—Dímelo a mí.

Volví al sofá y me senté otra vez al lado de Orson, Héctor puso algo de música en su estéreo y luego los tres comenzamos a bailar, después de un momento de estar como locos bailando sin sentido, Héctor atrajo nuestra atención.

—¡La hora de la diversión! — sacó un par de bolsitas que en su interior al parecer había una especie de pastillas azules.

—Ya era hora. — exclamó Orson y tomo una pastilla para colocarla en su lengua.

—Yo no, paso —dije sin más y me senté encima de la barra de la cocina.

—Anda solo por ahora, solo son pastillas inofensivas— insistió Orson.

—Orson tiene razón el efecto termina rápido, pero lo disfrutas al máximo, ánimo, preciosa.

—Está bien solo por ustedes tarados — reí y Orson me dio una pastilla la coloqué en mi boca y sonreí.

Después de unos minutos todo se había tornado calor, las manos de Orson acariciaban mis piernas, miré por sus hombros como Héctor se tocaba al vernos, mis manos sacaron la camisa de Orson de su cuerpo y acaricié su entrepierna mientras manteníamos nuestros labios unidos de una manera muy caliente, sonreí y luego sus labios fueron a mi cuello.

Me saque mi vestido hasta quedar solo en panties ante ellos y luego Orson y yo seguimos el beso.

—Son tan calientes los dos — los tres reímos.

Las manos de Orson fueron hasta mi feminidad rozando su mano, la tome con la mía y lo guíe para que me tocará, mordí mi labio excitada.

De un momento a otro ya tenía a Orson embistiéndome, la habitación se llenaba del sonido de mis gemidos, los gruñidos de Orson y también de Héctor quien se masturbaba al vernos.

Desperté por el fuerte dolor de cabeza, abrí mis ojos como plato al ver que al lado de mi estaba Orson aún dormido y para colmo desnudo, ¿Qué carajo había pasado?

—¡Orson despierta! — le lancé sus pantalones al rostro y este despertó desorientado.

—¿De qué carajo eran esas pastillas? ¡Dios! — comencé a buscar mi ropa por toda la sala

Love (JeanCarlo León, Naim Darrechi)© Parte 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora