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Y si lo había dicho, suspire y mire hacia otro lado, el tomo mi mentón y me obligó a que lo mirara.

—Hablo en serio —Me dice con su voz sería, obviamente no creía una palabra.

—Estamos muy drogados, solo decimos tonterías, Jean. —Le digo de forma clara y firme.

Como dije estaba drogada, no tonta.

Él, aparta su mano y suspira levemente un poco y mira hacia el atardecer.

—Pasaron dos años ya, sabes, ahora todo es diferente –le digo con un tono claro y tranquilo.

Él vuelve su mirada hacia mí y asiente comprendiendo que yo tenía razón.

—Lo sé. Ahora te ves muy distinta, Nadia —Murmuró y su pulgar se desliza por mi labio inferior de una manera lenta.

Dos años —Susurro y él sonrió con amargura y suspiro.

Lo miro por unos segundos, suspire igual, yo mantengo mi vista sobre él.

—Tú también te ves muy distinto, te hiciste más tatuajes —noté como sus brazos ya están más llenos de tatuajes sonrió levemente y luego mi expresión cambia a un poco más sería al recordar el motivo de nuestra ruptura.

—Lamento mucho haberte lastimado así —Dice en un tono bajo mientras me mira con firmeza, sin más un par de lágrimas corren por mis mejillas de manera silenciosa mientras también lo miro.

No puedo decir una palabra, solo recordaba aquel día, muchas dudas habían quedado en mi cabeza, muchas ideas estúpidas y sobre todo dolor.

—Nunca deje de sentirme como un idiota, cada minuto, segundo la culpa me sigue, por qué fue mi culpa. —Su tono de voz era tan arrepentido y triste, no podía controlar mis lágrimas, ellas seguían cayendo por mis mejillas sin césar de manera silenciosa, sabía a qué se refería, no era nuestra ruptura.

Si no, mi aborto ese día.

—No fue tu culpa, solo pasó —Le digo con un tono bajo aun mirándolo directamente.

—Por supuesto que lo fue, yo debí ponerle un alto a Darían en un principio de todo, Pero no lo hice...fue así como acudió a drogarme y aprovecharse de eso. —El extiende su mano para limpiar las lágrimas de mi mejilla y sonríe levemente. —Realmente nunca te e merecido —Justo ahí comienzo a llorar, su tono de voz era tan profundo, tan distinto, él era diferente ahora, demasiado.

—No digas eso —Me acerco a él para tomar sus mejillas con mis manos temblorosas.

—Nunca lo he hecho, Nadia, eres demasiado para mí —ahí unas lágrimas rodaron por sus mejillas empapando mis manos.

Jamás había visto a Jean llorar, era la primera vez que él se mostraba así ante mí, frágil, pequeño, triste.

—Shhh, me parte el alma verte llorar —Le digo con mi voz como un hilito, mi mano temblorosa se coloca en sus labios y sollozo.

Ambos estábamos muy rotos y heridos, nuestra ruptura y la perdida de nuestro posible hijo, quería que todo esto solo fuese un mal sueño, una maldita pesadilla, pero no lo era, era exactamente nuestra jodida realidad, cerré ligeramente mis ojos suspire y lo bese.

Lo besé, porque a pesar de todo lo amaba, lo amaba de la manera que yo jamás creí que podía amar a alguien, mi mayor miedo se hizo realidad, amar tanto a alguien y sufrir por ello.

Con aquel beso quedaban dos cosas claras, que lo que sentíamos era totalmente real y sincero, y que de verdad estábamos profundamente jodidos.

Al separarnos del beso, jadeantes unimos nuestras frentes y yo mantuve mis ojos cerrados.

Love (JeanCarlo León, Naim Darrechi)© Parte 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora