11. Una sorpresa...bueno, dos

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Adam literalmente acaba de desaparecer de su propia jodida casa.

Lo busqué, claro está, pero al salir por la puerta principal y encontrarme a uno de sus trabajadores que ya iba rumbo a su casa le pregunto:

-Disculpe, ¿A visto a Adam?

Y su respuesta me deja helada.

-El señor Abernathy salió hace un par de minutos.

Le doy las gracias y guardando para más tarde unas lágrimas que querían salir a corretear por mis mejillas tomo a mi hijo y pido un taxi para ir a casa. Ethan se queda dormido en el camino, por lo que aprovechando el break de cinco minutos dejo salir ese par de lágrimas impacientes. En el proceso le envío algunos mensajes que por supuesto Adam no contesta. Envié el último con los dedos tecleando de forma ansiosa y grosera, finalizando con un "ojalá no estés contestando porque estás muerto o de lo contrario te mataré yo misma".

Está de más decir que no pude pegar el ojo en toda la noche, y al día siguiente mis ojeras y yo estábamos decididas a arrancarle la cabeza a como de lugar y en presencia de quién sea, sin embargo...

Adam nunca apareció.

Sentada frente al escritorio me lleno de un martirio que destrozaba mi interior poco a poco. ¿Hice algo mal? Es decir ¿Me equivoqué al permitir que pasara algo entre nosotros? Tal vez Adam sólo quería probar cuánto tiempo le tomaría besarme, y una vez hecho a tomado la decisión de desaparecer como un verdadero mago. Dios, quiero volver a llorar hasta quedar deshidratada. Me está dando la gostheada de mi vida.

La inseguridad arremete contra mi cabeza, sin mencionar las dudas, el miedo y lo arrepentida que estoy por dejarlo entrar a la vida de Ethan y la mía tan fácilmente. Construí un muro que consideraba indestructible, un muro que Adam derrumbó en un descuido, y ahora estoy tirada en el suelo y no puedo levantarme.

Una llamada de mi madre me pega un susto de muerte. Contesto en un tono alegre que no percibía.

-¡Meg! ¿Ya saliste del trabajo?-parece desesperada.

-Si, ya estoy recogiendo las cosas, ¿Pasó algo?

-Debes venir rápido-insiste, y acto seguido cuelga.

Quedo con el teléfono en la oreja, confundida. Le devuelvo la llamada pero no atiende...¡Mierda! ¡Mierda! Ahora no sólo estoy confundida, sino asustada. Dejo todo tirado y me apresuro a volver a casa. En el camino pensé mil y un cosas, desde que algo le pasó a Ethan hasta que Adam al fin apareció para despedirme. Abro la puerta del apartamento de par en par y lo próximo que sale de mi boca es un potente grito cuando escucho un fuerte:

-¡Sorpresaaa!

Todo el departamento está decorado. Veo globos y confeti, escucho música, distingo una hilera de pizzas en la mesa, a James, Elena, mis padres, ¡Hasta Clarissa está aquí!...¿Qué mierda está pasando?

-¿Qué celebramos?-pregunto, con una mano en el pecho para comprobar que mi corazón siga latiendo.

-A ti-Adam aparece, cargando a Ethan en brazos-. Celebramos tu increíble desempeño laboral.

No lo puedo creer. De repente estoy sonriendo, y mi corazón empieza a regocijarse después de tener una crisis existencial durante el día entero. Baja a Ethan, toma un regalo de la mesa y se acerca a mí para depositar el objeto en mis manos.

-¡Que lo abra, que lo abra!-piden todos los presentes mientras aplauden.

Lo hago, todavía un poco sorprendida por todo esto, y apenas quito el lazo y abro la caja doy brincos emocionados. Eran entradas para Daniil Trifonov, mi pianista favorito. Ethan mira las entradas con una mueca extrañada, como si no comprendiera mi emoción. Yo inmediatamente después de dar vueltas como un perro persiguiendo su cola salto sobre Adam y lo abrazo fuerte. Adam me sostiene en sus brazos hasta que recuerdo al público que nos rodea. Avergonzada, le suelto.

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⏰ Última actualización: Oct 31 ⏰

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