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— ¡¿Y ahora que mierda haremos?! ¡No podemos regresar sin un país! — Gritó alterado el uruguayo al terminar de escuchar al Argentino. No duró mucho su griterío, ya que cierto boliviano le tapó la boca con su mano.

— ¿P-Podemos ir arriba a buscarlo? — Tartamudeo el japonés, quien no se esperaba que alguno de sus amigos desapareciera.

Es una casa, y aunque sea grande, sigue siendo una casa no pudo haberse ido a otro lado. Podemos encontrarlo.— Propuso el peruano mientras ayudaba al argentino a sostenerse de pie.

A todo esto, el mexicano permanecía callado. Todavía no terminaba de procesar lo que había contado el argentino. El temor que algo le haya pasado al estadounidense lo estaba consumiendo, por los nervios y el estrés comenzó a morderse las uñas tratando de tranquilizarse. El canadiense, que estaba muy preocupado por su hermano, noto aquel comportamiento del mexicano y trato de acercarse a él para calmarlo. Ambos estaban preocupados por USA, si bien aún seguía en la casa, nadie sabía si le había pasado algo, aunque no se hayan escuchado gritos. Entre tanto silencio, solo se escuchaban las ramas de los árboles golpeando las ventanas, el viento golpeando las ventanas y los pasos desde el segundo piso.. Espera..

¿Escucharon eso? — El chileno volteo a ver al grupo de amigos que se pusieron tensos, ninguno quería hablar, así que solo miraron al chileno y asistieron con la cabeza.

El chileno tampoco quería hacer mucho ruido, así que hizo una seña para que todos se escondieran dentro de una habitación que tenía la puerta abierta. Cuando el grupo entro al cuarto, cerraron con mucho cuidado y casi sin hacer ruido. Ninguno se sentía seguro en aquel momento, y aunque escuchar los pasos fue escalofriante para ellos, el silencio los estaba matando del miedo. Bolivia se aferró al Uruguayo, quien lo estaba abrazando, el uruguayo hizo lo mismo al sentir el agarré del contrario. Chile y Perú estaban al lado del Argentino, uno en la derecha y el otro en la izquierda, los tres chicos se miraron con algo de miedo, definitivamente estaban asustados. México estaba sentado en una de las sillas del lugar, observando sus alrededores; parecía que aquella habitación había sido una oficina, tenía varios diarios y documentos que no tenía ánimos de leer. Canadá estaba al lado de la puerta, estaba al tanto de cualquier ruido. Japón se acomodo en una esquina, donde se sento y poso sus manos sobre su cara lamentando el hecho de haber arrastrado a sus amigos a aquel lugar.

USA, por favor, ojalá estés bien..
Fue el pensamiento de cuatro países en aquella habitación.

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— ¿Dónde..? ¿Dónde estoy? — El estadounidense se despertó con un agrio sabor en su boca, cuando logró recuperar al cien por ciento su conciencia pudo divisar mejor el lugar donde estaba; una habitación que dependía de una lámpara al lado suyo como foco de luz, noto que sus manos estaban amarradas al respaldo de la cama donde se encontraban. Asustado quiso conseguir una forma de safarse, fallando en el intentó. Mirando nuevamente a su alrededor noto una foto gigante, era de una familia. Algo en él le decía que conocía aquellas personas, pero la poca iluminación evitaba que vea con claridad.

Como pudo, trato de sentarse en aquella cama. Sus ojos se estaban acostumbrando a la poca iluminación, era la primera vez que agradecía no tener puestos sus lentes, de lo contrario no podría ver nada. Con la mirada decaída, volvió su mirada hacia la fotografía ya antes mencionada. En aquel cuadro podía ver a dos señores, los padres, supuso él, un joven que no parecía de tanta edad, según él, y un niño. El niño era lo que más lograba ver, logró notar que su cabello era color cel.. Oigan, ¿Y ese ruido?

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— Tenemos que buscar al yankee. — Todos voltearon a ver al argentino, que aún estando adolorido, se puso de pie sin ayuda del chileno o del peruano.

Abuela caníbal || CountryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora