Sofía es una joven camarera en un encantador restaurante de Barcelona, donde su vida transcurre entre las mesas y las charlas con los clientes habituales. Su mundo da un giro inesperado cuando conoce a Pedri, el famoso y talentoso jugador del FC Bar...
Maldije por todo lo bajo haberme quedado tan tarde con Pedri el día anterior, no me mal entendáis, me lo había pasado muy bien, pero joder, ni un kilo de corrector podría tapar las ojeras que llevaba.
Cogí mi móvil para mirar Instagram y TikTok en lo que me despertaba, cuando de pronto en mi Para Ti me salió un vídeo de Pedri en el que se rumoreaba un supuesto romance entre él y una abogada que le sacaba 10 años.
Me puse celosa, ¿por que? ni yo lo se, pero rápidamente cambié el video, al fin y al cabo no éramos nada, él era libre de quedar y follarse a quien quisiera, ¿verdad?.
Acabé dejando el móvil diez minutos después porque sino iba a llegar tarde.
Me di una ducha rápida y al salir opté por ponerme un jersey finito gris y unos vaqueros negros. En cuanto a mi pelo, decidí hacerme una trenza ya que me lo acababa de lavar y si salía con el pelo mojado iba a parecer una leona.
— Silvia vamos ya o llegaremos tarde — grité desde la entrada
— Vooy, voooy — oí a Silvia gritar desde su habitación — Vale, ya, vámonos
Bajamos y cogimos el coche de Silvia, aunque a este paso era de las dos ya que nos lo íbamos turnando. Llegamos a la uni sorprendentemente pronto, así que decidimos hacernos un café ya que no habíamos tenido oportunidad de desayunar.
Antes de entrar a la cafetería decidí subir una historia, no es que tuviera muchos seguidores pero me gustaba creerme una influencer
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Después de subir la historia nos sentamos en la cafetería con Silvia y empezamos a hablar
— Joder tía, es que si te paras a pensarlo, ya llevamos la mitad de la carrera hecha casi — dijo Silvia emocionada — Que ganas de ser abogadas, ganar miles de euros al mes y vestir de traje.
— Joder Silvi, ya te digo — respondí — Seremos las mejores abogadas penalistas de España, y quién diga lo contrario le metemos a la cárcel — dije a lo que ambas estallamos a carcajadas.
— Bueno tía, deberíamos ir tirando ya a clase, que llegaremos tarde al final
— Vaaaale — dije un tanto desganada — Que pereza tener civil a primera hora
La clase pasó bastante lenta, Civil era la peor asignatura de todas, pero por lo menos este año nos había tocado una profe amable.
Cuando acabó la clase teníamos un descanso de unos 25 minutos hasta la próxima clase, así que con Silvia decidimos retomar nuestro cafecito y chismecito en la cafetería. La verdad es que no teníamos muchos amigos en clase, siempre habíamos sido Silvia y yo mano a mano.
Estuvimos hablando hasta que mi móvil sonó, así que la cogí para ver quién era. No me solía escribir mucha gente, y mis padres estaban trabajando a éstas horas.
