«Sigue soñando, sigue soñando hasta que tu sueño se haga realidad»
- Cuando comenzara el cielo.
~
-¡Hanna por Dios baja ese martillo!- ¡No! Hasta que este imbécil de Alan me devuelva mi celular.
- Alan devuelve el celular ¡ahora!
- ¡No! Hasta que ella me devuelva mis galletas de animalitos.- de pronto todos miramos a Alan, Sander le echaba miraditas ya que estaba conduciendo pero Hanna y yo lo miramos confundidas.- ¿Que? Saben a vainilla. Nadie le manda al creador de las galletas hacerlas con sabor a vainilla saben que amo la vainilla.- se defiende el. Nos encontrábamos de camino al aeropuerto luego de despedirnos de mi madre que esta estaba echa un mar de lágrimas pero el papá de Hanna la consolaba mientras le ofrecía llevarla a tomar un café. Aveces pienso que esos dos se traen algo la verdad seria genial tener una hermana y lo mejor que ella sea tu mejor amiga. De camino paramos en una farmacia a comprar vendas ya que Alan se corto al intentar abrir una lata de salchicha y el pensó que por esa cortadura se le iban a salir los órganos que nos hizo pararnos en la farmacia para comprar las vendas pero aprovechamos y compramos cositas para picar por el camino. Como las galletas de animalitos y los ositos de goma Ah y mis fieles Ruffles, la bolsa grande como siempre.
- Yo pensaban que eran ositos de goma- dice Hanna triste bajando el martillo y haciendo puchero.
- Hanna tus ositos de goma los tengo yo.
- De eso no estés tan segura hermanita- me dice mi hermano sin mirarme- Mi estomago se a adelantado.- miro a Hanna y tiene el ceño fruncido mirando a Sander por el retrovisor con mirada asesina, su respiración ahora esta agitada y la veo coger el martillo otra vez.
Oh no, conozco esa actitud.
- ¡Te mataré Berry!
(...)
Al fin llegamos al aeropuerto con suerte llegamos vivos ya que luego de que Sander le dijera la gran noticia de que se comió los ositos de goma Hanna soltó el martillo y cogió una correa y desde el asiento de atrás se la puso en el cuello a Sander y le empezó a estrangular mientras Alan trataba de controlar el volante y yo trataba de quitarle a Hanna la correa. Si fue un desastre pero llegamos vivos que es lo importante. Cada uno de nosotros se baja de la guagua y abre el baul para sacar todas las maletas de todos nosotros. Pero justo cuando Hanna vio que Sander toco suelo se le lanzo encima a caballito y le empezó a jalar el cabello.
- Te odio, te odio, te odio- le repetía mil veces Hanna a Sander.
- ¡Hanna por Dios basta!- le grito y voy hacia ellos pero antes miro a Alan grabando la escena- Alan no seas idiota y po te a ayudar.
- Lo estoy haciendo- me dice el y sigue grabando yo niego con la cabeza y voy hacia ellos llego a donde Hanna pero cuando me acerque Sander se da la vuelta dándome en la cara con el pie de Hanna. Eso dolió.
-¡Quitenmen este demonio de encima!- yo dejo el dolor del cachete a un lado y cojo a Hanna por la cintura y la jalo haciendo que cayéramos las dos al piso Hanna encima de mi. Claro yo siempre recibiendo todos los cantazos fuertes.
- ¡Hanna basta! Te comprare otros ositos de goma.- le grito y esta aun sigo pataleando.
- Ya no es por eso, aunque acepto tu oferta...¡Es porque tiene mi celular!- ay no me jodan yo suelto a Hanna, ella sale de encima de mi y va hacia Sander otra vez yo me paro y cojo demasiado aire.
- ¡BASTA YA!- grito con todas mis fuerzas y las tres personas dejan de hacer lo que estaban haciendo y me miran- Muevan sus asquerosos traseros y saquen sus malditas maletas- se quedan ahí parados mirándome- ¡Ahora!- termino por gritarles y estos rápidamente se dirigen a buscar sus maletas en total silencio en esas veo como Sander le devuelve el celular a Hanna gracias Dios digo en mi mente y sigo su camino y saco mis maletas Sander cierra el baul y deja el carro asegurado y nos dirigimos hacía dentro del aeropuerto rápido veo una tienda.
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Un amor sin límites
Любовные романыSentía mi mundo caer, mi vida, me siento impotente de no proteger a la chica que me cambio la vida por completo, no soporto ver sus ojos aterrados de miedo. — Thomas, mirame. — Tienes que irte.— las palabras apenas pudieron salir de mi boca. — ¿Que...