Capítulo 16

26 4 0
                                    

Joshua

Exactamente cuatro minutos después, Dk salió del edificio a la cálida noche, vestido de cuero ceñido de los pies a la cabeza. Las manos se me tensaron sobre el manillar y los guantes de cuero chirriaron por el agarre demasiado apretado. Llevaba el pelo negro recogido en un moño y unas botas de vaquero negras de punta redonda en los diminutos pies. Caminó hacia mí y levantó los brazos, interrogante.

—¿Qué te parece?

Me mordí el aro del labio, sonreí y le dirigí un asentimiento de admiración. Quité el pie de apoyo de la moto y planté los dos pies en el suelo mientras Dk se sentaba detrás de mí y me rodeaba la cintura con los brazos. Cerré los ojos un momento y exhalé. Sentaba genial. Este era su sitio, mi moto. Me había matado verlo ir con Scoups.

Nunca más. O conmigo, o con nadie.

Al apretar un botón, el portón de metal se abrió y salimos del complejo. La cálida brisa me golpeó en la cara al instante y Dk enterró la cara en mi cuero. Sabía exactamente dónde llevarlo. Pasamos delante de los dos agentes de la ATF que siempre vigilaban el club y les hice un corte de manga*. Dk soltó una risita contra el parche de Hades de mi espalda.

Mientras volábamos por la carretera, por fin respiré y me relajé. Siempre me había encantado rodar: sin presiones, sin expectativas y sin que ningún imbécil me pidiera que hablara. Vislumbré el desvío y giré a la derecha para descender por un estrecho sendero junto al Taejongdae. Al reducir la velocidad, oí a Dk soltar un jadeo. Sabía que le encantaría esta ruta. Estábamos en propiedad privada, claro, pero nadie iba a pararnos. Era el Verdugo mudo, mierda. Saldrían corriendo en la otra dirección.

Las manos de Dk se soltaron de mi cintura y levantó los brazos al aire. Lo observé por el espejo retrovisor y lo vi con la cabeza echada hacia atrás, las manos alzadas hacia el cielo, los ojos cerrados mientras la cara se deleitaba con el dulce sabor de la libertad.
Diablos, lo deseaba. Ya.

Reduje la velocidad hasta detenernos, saqué el pie de apoyo y aparqué la Harley detrás de un enorme roble. Me di la vuelta sin bajarme, agarré a Dk por los muslos y lo atraje hacia mí para sentarlo en mi regazo, justo encima de mi erección. Abrió los ojos de par en par y la luna se reflejó en el azul de sus pupilas. En un instante, lo agarré por la nuca y estampé los labios contra los suyos. Dk estaba entregado y me devolvió el beso con fuerza.

Le coloqué las manos bajo las nalgas y gruñí cuando se restregó contra mi bragueta abultada. Dejé de besarlo y eché la cabeza hacia atrás mientras una sonrisa de complicidad se dibujaba en los labios de Dk. Me enredó las manos en el cuello y se movió hacia delante, deslizando el culo por todo el largo de mi polla.

—Ah.

Dk se agarró a mi cuello para usarlo como apoyo y empezó a frotarse contra mí. Se le dilataron las pupilas cuando se fue dejando llevar poco a poco. Levanté una mano mientras con la otra aceleraba el ritmo de sus caderas y le bajé la cremallera de la chaqueta para dejar a la vista el fino top de los Verdugos que llevaba debajo. Le coloqué una mano sobre el pecho y empecé a masajear la piel. Puse los ojos en blanco al escucharlo gemir.

Mierda. Este puto me iba a matar.

Le bajé el cuello de la camiseta para descubrir su piel suave y lechosa, y un pezón hinchado y oscuro me apuntó como un arma. Agaché la cabeza y me lo metí en la boca, lo que lo hizo soltar un gemido y mover las caderas todavía más deprisa. Dios, era demasiado. Me iba a correr, con solo un puto restregándose encima de mis vaqueros, sobre la Harley. ¡Mierda!

La respiración de Dk aceleró y se volvió áspera y me clavó las uñas en el cuello. Me recosté y apoyé la espalda contra el manillar de la moto. Dejó de sujetarme con tanta fuerza y colocó las palmas de las manos sobre mi pecho. Me mordí el aro del labio, sacudí las caderas a la vez que él seguía restregándose contra mí y me clavaba la mirada mientras su respiración se acompasaba. Se le escapó un largo y gutural gemido de entre los labios. Ver cómo echaba la cabeza hacia atrás al correrse, con los pezones erectos a la vista, hizo que yo también me dejase llevar. Tenía la polla tan dura con su culo caliente encima que creía que iba a atravesar la cremallera.

Wolf eyes - SeokSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora