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El viento azotaba las altas torres de Hogwarts mientras la tormenta se desataba en la noche. Harry, o más bien, James Evans, caminaba por los oscuros pasillos del castillo con un semblante severo, casi inhumano. Su mente estaba nublada por una furia creciente, una rabia que no había sentido desde la muerte de Sirius en su quinto año, tal vez ni siquiera desde la traición de Snape a su madre. Pero esta vez, la ira no era causada por una pérdida personal, sino por una traición imperdonable.**"¿Cómo pudieron ser tan estúpidos?"** pensó Harry, apretando los puños con tanta fuerza que sus uñas se clavaron en la palma de sus manos. **"Les di una orden clara. Una orden sencilla. ¿Y qué hicieron? La ignoraron. Me traicionaron."**
Cada paso que daba resonaba en las paredes de piedra, como el eco de un destino ineludible que se acercaba cada vez más. Sabía que su ira estaba justificada, pero también sabía que algo dentro de él estaba cambiando. Antes, Harry Potter había luchado por lo que era correcto, había defendido la vida a pesar de los riesgos, y había tratado de proteger a los que amaba. Pero James Evans... James Evans estaba dispuesto a destruir a cualquiera que se interpusiera en su camino.
La puerta de la Sala de los Menesteres se abrió ante él sin necesidad de palabra alguna, revelando a un grupo de sus seguidores, que se habían reunido en respuesta a su llamada. Tom Riddle, Abraxas Malfoy, Thaddeus Nott, Arcturus Black, y otros que habían jurado lealtad a Harry, lo miraron expectantes, conscientes de que algo grave estaba a punto de ocurrir.
—Mi señor, te hemos estado esperando —dijo Abraxas, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.
Harry avanzó hacia ellos, sus ojos verdes resplandeciendo con una intensidad oscura, peligrosa. Se detuvo en el centro de la sala, girándose lentamente para enfrentar a cada uno de ellos, sus labios curvándose en una mueca de desdén.
—¿Esperando? —repitió, su voz tan afilada como una cuchilla—. ¿Esperando qué exactamente, Abraxas? ¿Esperando a que el Ministerio descubra nuestra operación? ¿Esperando a que todo lo que hemos construido se derrumbe por culpa de la incompetencia de unos pocos?
Los ojos de Harry se clavaron en cada uno de los presentes, buscando alguna señal de arrepentimiento, de culpa. Pero lo único que vio fue temor, temor hacia él, hacia lo que se estaba convirtiendo. Y ese temor alimentó su ira.
**"Miedo,"** pensó Harry, sintiendo cómo una parte oscura dentro de él se alimentaba de ese sentimiento—. "Finalmente, comprenden lo que soy capaz de hacer."**
—Dimos lo mejor de nosotros, mi señor —se atrevió a decir Thaddeus, aunque su voz temblaba ligeramente—. La operación en el Ministerio fue complicada, más de lo que esperábamos. Hubo... imprevistos.
Harry se acercó lentamente a Thaddeus, cada uno de sus pasos impregnado de una amenaza silenciosa. Cuando llegó lo suficientemente cerca, habló con una calma mortal que era aún más aterradora que cualquier grito.
—Imprevistos... —repitió Harry, su voz apenas un susurro—. ¿Me estás diciendo que no fuiste capaz de anticipar esos imprevistos? ¿Que no tuviste la capacidad de actuar conforme a la situación? ¿Acaso te estoy exigiendo demasiado, Thaddeus?
Thaddeus intentó sostener la mirada de Harry, pero la intensidad en los ojos de su líder lo obligó a mirar al suelo. La vergüenza y el miedo lo consumían, sabiendo que había fallado y que ahora su vida pendía de un hilo.
**"Esto es lo que hacen los incompetentes,"** pensó Harry, su mente deslizándose más hacia esa oscuridad que lo estaba consumiendo—. "Causan caos. Debilitan a los fuertes. No puedo permitirme que esto siga así."**
—Escúchame bien, Thaddeus —continuó Harry, su voz más fría que el hielo—. No toleraré la incompetencia dentro de mis filas. No toleraré la desobediencia ni la incapacidad para cumplir una orden. Si no puedes estar a la altura de las expectativas, entonces no tienes lugar en mi nuevo orden y mucho menos en el circulo interno.
Sin previo aviso, Harry levantó su varita y la apuntó directamente a Thaddeus. Un murmullo de miedo recorrió a los otros seguidores, pero ninguno se atrevió a moverse o a decir una palabra.
—Mi señor.., por favor... —comenzó a suplicar Thaddeus, pero fue interrumpido por un estallido de luz roja.
—**Crucio** —murmuró Harry, casi sin emoción.
El grito de dolor de Thaddeus resonó en la sala, mientras su cuerpo se retorcía en el suelo bajo el poder de la maldición imperdonable. Los otros observaban en silencio, sus rostros una mezcla de horror y temor reverencial hacia Harry.
**"Este es el precio de la traición,"** pensó Harry, observando con frialdad cómo Thaddeus sufría—. "Este es el castigo por no estar a la altura. Solo los más fuertes, los más leales, sobrevivirán en mi mundo."**
—Eso es suficiente —intervino finalmente Tom Riddle, dando un paso adelante—. Thaddeus ha aprendido su lección, mi señor. No volverá a fallar.
Harry mantuvo la maldición por unos segundos más antes de liberar a Thaddeus, quien cayó al suelo, jadeando y temblando. Sin embargo, Harry no apartó la vista de Tom, evaluándolo en silencio.
—¿Y qué hay de ti, Tom? —preguntó Harry, su voz baja y amenazante—. ¿Estás seguro de que no me fallarás también?
Tom sostuvo la mirada de Harry, sus ojos brillando con una mezcla de determinación y miedo. **"No puedo mostrar debilidad,"** pensó Tom—. "Debo demostrar que soy digno de su confianza, que puedo ser su mano derecha sin vacilaciones."**
—Nunca, James —respondió Tom con firmeza—. Estoy contigo hasta el final. Lo sabes bien.
Harry lo observó durante unos largos segundos antes de inclinar la cabeza en señal de aceptación.
—Eso espero, Tom —dijo finalmente—. Porque si me fallas, no habrá segundas oportunidades. Ninguna.
El silencio volvió a llenar la sala cuando Harry finalmente se giró y comenzó a caminar hacia la salida. Pero mientras lo hacía, una parte de él no podía evitar sentirse atrapado por lo que acababa de hacer. Había torturado a Thaddeus, uno de sus seguidores más leales, sin dudarlo, sin remordimiento. **"¿Qué me está pasando?"** se preguntó Harry, aunque una voz en su interior respondió con cruel satisfacción: **"Estás haciendo lo que es necesario. Estás eliminando a los débiles y creando tu orden. Estás volviéndote más fuerte."**
Pero otra parte de Harry, la parte que aún recordaba quién era realmente, no pudo evitar sentirse horrorizada. **"¿Es este el precio del poder?"** pensó, con una creciente sensación de miedo hacia sí mismo—. "¿Qué estoy dispuesto a sacrificar para alcanzar mis metas?"**
Al salir de la Sala de los Menesteres, Harry sabía que había cruzado una línea roja, una línea que lo alejaba cada vez más y más de lo que una vez fue para. Pero el poder que sentía, la influencia que tenía sobre todos a su alrededor, era embriagador. Y con cada paso que daba hacia esa oscuridad, se volvía más difícil volver atrás.
**"No hay marcha atrás,"** se dijo a sí mismo, mientras avanzaba por los pasillos desiertos—. "Este es el camino que elegí. Y lo seguiré hasta el final, sin importar lo que cueste."**
Pero en lo más profundo de su ser, una pequeña voz, casi sofocada por la oscuridad que lo envolvía, continuaba preguntándose cuánto más podría soportar antes de perderse por completo en esa sombra que él mismo había desatado en su interior.
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Tiempo Renovado
Ciencia FicciónHarry Potter encuentra un artefacto con el que podría ir atrás en el tiempo, Harry debe de tomar una decisión ¿Podra salvar a todos lo que ha perdido? ¿Cambiarán las cosas en el futuro para bien o para mal?....