Extra 2 | una noche juntos

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Minho intentó recuperar la compostura, pero la revelación seguía resonando en su mente. Jisung, con una sonrisa traviesa, se acercó un poco más, disfrutando de la incomodidad de Minho.

—Vamos, Minho —dijo Jisung, con un tono juguetón—. Del uno al diez, ¿qué tan sorprendido estás realmente?

Minho lo miró fijamente, alzando una ceja en señal de incredulidad.

—¿Te parece gracioso esto? —preguntó, intentando mantener su seriedad.

Jisung se encogió de hombros, su sonrisa no desapareció.

—Un poco. Pero no te preocupes, no soy un monstruo. Solo... ¡es una revelación inesperada!

Minho soltó un suspiro, aunque por dentro sabía que tenía razón. La noche continuó con música de fondo y risas de otros amigos, pero entre ellos había una tensión palpable. De vez en cuando, sus miradas se cruzaban, y Minho sentía un cosquilleo en el estómago cada vez que Jisung sonreía.

—¿Qué piensas hacer ahora? —preguntó Jisung de repente, interrumpiendo sus pensamientos.

—No lo sé —respondió Minho, sintiéndose más vulnerable de lo que le gustaría admitir—. Tal vez... intentar asimilarlo.

Jisung se acercó un poco más, su mirada era intensa y curiosa.

—A veces es bueno dejarse llevar, ¿no crees? —dijo suavemente.

Minho sintió que su corazón latía más rápido. Quizás esta noche no solo se trataba de sorpresas familiares, sino también de nuevas conexiones...

(...)

Los días pasaron y la mente de Minho seguía atrapada en los recuerdos de Jisung. Estaba en su estudio, rodeado de planos y papeles, cuando un desliz accidental hizo que todo se esparciera por el suelo. Mientras recogía, una carta llamó su atención. Era aquella declaración de amor que Jisung le había hecho cuando era solo un niño. Una sonrisa involuntaria se dibujó en su rostro al recordar la inocencia de aquellos días.

Estaba a punto de abrirla cuando su teléfono sonó, interrumpiendo el momento. Era un recordatorio de su cita a ciegas. Rodó los ojos, sintiendo una mezcla de frustración y resignación. Se arregló y salió, intentando dejar sus pensamientos sobre Jisung a un lado.

La cita resultó ser entretenida, llena de risas y anécdotas, pero la mente de Minho seguía divagando hacia el castaño. Cuando finalmente llevaron a la chica a su casa.

—¿Quieres pasar a comer postre? Tengo un helado en casa que te encantaría.

Minho dudó un momento, sintiendo que no podía más.

—Lo siento, pero tengo que trabajar al día siguiente. De verdad fue una gran noche —respondió, tratando de sonar amable.

La chica frunció el ceño, visiblemente molesta.

—Vaya, parece que no estás tan interesado después de todo —dijo, cruzando los brazos.

—No es eso... —Minho intentó explicarse, pero ella lo interrumpió.

—Está bien, no te preocupes. No todos pueden tener buen gusto —replicó, bajándose del auto con un gesto despectivo.

Minho se quedó mirando cómo se alejaba, sintiendo un vacío en su interior. Arrancó el motor, pero al poco tiempo se dio cuenta de que el tanque estaba casi vacío. Decidió parar en una estación de servicio para llenar el tanque. Mientras esperaba, notó un bullicio a lo lejos. Al acercarse, vio que una pelea se había formado. Su corazón se detuvo al reconocer a Jisung en el centro del conflicto.

Romeo y Jeongin | HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora