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—Puedo decir que te está gustando esto, bebé... un montón —gimió Yoriichi mientras embestía con fuerza dentro de ti, moldeando tus paredes en la forma de su polla para futuros momentos sexuales como este, marcando tu coño como suyo. Ambos brazos estaban envueltos alrededor de tu cintura y sus pies estaban plantados en el colchón, dejando una ligera abolladura en el colchón mismo.
Sus pesadas bolas golpeaban tu trasero a una velocidad sorprendente mientras te perforaba con su polla. Su ritmo nunca vaciló, pero le faltaba ver tu rostro. El suyo estaba enterrado en el hueco de tu cuello, dejando mordiscos de amor por toda la suave piel para marcarte como suyo.
Sus caderas crearon un ritmo que era adecuado para ambos. Tus jugos goteaban desde la base de su polla y se deslizaban hasta sus bolas, creando más suavidad y haciendo que fuera más conveniente para él deslizarse dentro y fuera de ti.
Los largos mechones de Yoriichi estaban siendo tirados por tus delicadas manos, encontrando algo que te ayudara a anclarte y escapar de sus despiadadas embestidas. —Eres tan p-perfecta... ¿lo sabías? ¿Hmm chica bonita?— preguntó durante sus embestidas, volviéndolas más ásperas después de su pregunta.
Fue difícil para ti responder a sus elogios, sabías que Yoriichi nunca fue el indicado para degradarte o hacerte sentir mal contigo misma. Siempre trataba de elogiarte y hacerte sentir mejor contigo misma. Él sabe lo consciente que puedes ser de ti misma y quiere adaptarse a ese estilo de vida, especialmente contigo. Él quiere vivir su vida contigo, pero para poder hacer eso, primero debe adaptarse a tus acciones.
Él debe comprender tus gustos y disgustos durante los momentos suaves e íntimos. Él debe entenderte como un ser humano y no solo como un objeto cotidiano. Él debe tratarte como una diosa absoluta y no como un objeto desgastado esperando ser reparado, y para su consternación, roto nuevamente. A sus ojos tú eres suya, él debe tratarte con absoluto respeto. Él debe tratarte como una diosa.
Por eso, cuando se queda quieto dentro de ti y se corre profundamente dentro de ti hasta el punto en que su esperma se está extendiendo en tu útero, nadando hacia tu óvulo no fertilizado, no le dices que pare. No es porque estés demasiado cansada ni nada, o estés agotada por todo el sexo despiadado que has estado teniendo durante quién sabe cuántas horas. Es porque lo amas, y él lo sabe. Por eso se vino dentro de ti. Él sabe que querías ser embarazada por él tarde o temprano. Él sabe que esto había estado hirviendo dentro de ti y de él durante bastante tiempo.
Yoriichi sabe todo sobre ti, porque te trata muy bien. Él escucha cada una de tus peticiones. Él escucha todo, incluso cuando crees que no está escuchando. Yoriichi Tsugikuni se jura a sí mismo que te tratará como a una diosa absoluta. Jura por su vida que lo hará. Por su propia, preciosa vida.
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