Pelea de Skibidis

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𐙚 Capitulo número Catorce.

—Permisoo. La casa del baji es bastante bonita o sea ¿acogedora? Esta sería la primera vez que voy y esta su mamá. —Hola mi niña, ¿usted es la Yōko?

Ojalá y no. —Si mami, vamos a estar en mi pieza.

El Baji es igual a su mamá pero es más desagradable.

No me malinterpreten, lo digo de broma.

—Apura Umji, mira tengo una sorpresa.

Al abrir la puerta de su habitación pude ver unos pequeños gatitos tomando leche de su madre Se veían bastante adorables y me dieron ganas de ahhh inexplicable.

—¡Qué! ¡De donde los sacaste!. El chico simplemente sonrió y se acerco a unos cajones sacando comida de gatito bebé. —Los encontré en la noche, llegué tarde al colegio por ella.

Keisuke es dos personas totalmente distintas con animales y personas. —Estan hermosos, voy a llorar.

La mamá gatita era de color blanco aunque estaba bastante sucia, entre los gatitos pude ver uno de color naranja que me recordó a Smiley ya que estaba molestando a cada gatito que intentaba tomar de su leche. —¿Tu mami te deja tenerlos?

Yo no puedo, pero si el tampoco no importa el castigo que tenga que recibir los llevaré conmigo. —¡Si! Aunque después los tengo que regalar.

Hizo un pequeño puchero y saco a un gato para empezar a hacerle cariño, estaban bastante.... ¡gorditos y bonitoos!

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—Y así matai a este jefe, esta difícil pero es porque no juegas mucho. El Baji hace aproximadamente 2 horas me tiene viendolo jugar, cuando morimos le toca al otro.







Baji nunca muere.

Mientras el jugaba mi boca se llenaba de papas fritas hasta que senti la mirada del pelinegro sobre mí. —¿No creí que estas comiendo mucho?

¿Qué onda? Que insinuó ese comentario hacía mi gran apetito. —Juntarme con ustedes me hizo comer más.

Menti, siempre como lo mismo aunque cuando me invitan a algo siendo Izume es cierto que suelo comer mucho. —Si se, pero ahora eres Yōko.

Lo mire mal y simplemente me acosté en el piso intentando dormir para no comerme las 2 bolsas de papa fritas que trajo la Tía.

—hablando de eso... ¿Cuándo les dirás?

Aquí entre nosotros, no se, a veces simplemente me quiero ir de la touman por ser tan ¿Machistas? Pero desde que me apuñalaron siendo Izume forme un lazo lindo con los otros, menos Mitsuya es un poco reservado pero supongo que me quiere.

Ignore a Baji e intenté dormir nuevamente hasta que la puerta estuviera abriéndose y la voz de los chicos que hace poco estaban en mi mente inundó la casa. —¡BAJIIII! ¡ESTAMOS EN TU HAUSE!

Ese fué Smiley. —¿Te andas pajeando que no sales a saludar?

Antes de que la puerta fuera abierta rodeé hasta lo más oscuro de la cama de Baji con miedo a pillarme alguna araña. —¿Qué hacen aquí imbéciles?

Pude ver los piecitos de todos, Chifuyu, Kazutora, Mickey, Draken, Mitsuya, Peyan, Pachin, Smiley, Angry, Sanzu y Muto.

Ohh y Takemictchi. —Acuerdate que la junta era en tu casa, la de los más capos de touman chaval.

¿Sus juntas son solamente para la pandilla? Que aburrido realmente.

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—Es la media mina, pero la verdad no me imagino nada serio con ella esta muy usada.

Ese fue Muto creo, estaban todos esparcidos por la habitación hablando de pura mierda, mujeres, fiesta, sanzu y sus drogas y a veces salían temas de la pandilla.

Por suerte de Dios no había ninguna rata muerta o araña bajo la cama entonces simplemente esperaba pacientemente a que estos individuos se fueran. —¿Es qué a quién le gustan las mujeres muy manoseandas?

Ese fue Mickey con un tono burlesco.

El rato pasaba y simplemente estos imbéciles no dejaban de hablar basuras sobre las revistas porno de la semana, ya varías veces habían preguntado por el silencio de Baji que simplemente respondía con "me duele la cabeza".

Senti como un paquete de cigarros caía bajo la cama bastante cerca mío. —Mierda. Las rodillas de Kazutora tocaron el suelo agachándose y su mano buscaba el paquete.
—Despues te lo pasó mejor vayamos por algo de comer.

Keisuke agradezco que seas considerado conmigo, muchas gracias. —¡Espera casi lo tengo!

Las manos de Kazutora estaban demasiado cerca de MI CABEZA y había dejado de respirar intentado tirar el paquete lejos. —Yo te dare de los míos vayamos que tengo hambre.

Un poco obligado el de mechas se levantó y escuché sus pasos marcharse decidiendo que era hora de escapar.

De a poco salí de mi escondite fijandome que mi mochila había estado en la habitación abajo del escritorio todo el tiempo.

Ojalá que ninguno se diera cuenta, tenia un bordado con mis iniciales de color dorado y era de un tono lila con algunos toques negros, era obvio que de keisuke no era esa mochila.

Ya afuera de los departamentos vi la moto de Mitsuya afuera, mirando fijamente la salida.

Sali apurada y con un poco de miedo, no creo que pueda reconocer mi mochila, osea mucha gente la tiene ¿No?

𐙚

mi pequeña mentiraᝰ.ᐟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora