Capítulo 3

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Jennie

15 minutos antes...

Cuando llegué a la puerta de Eco no había ni rastro de Rosé. Tal vez era porque había vuelto a ser impuntual, pero aquello era algo que no podía evitar. Llegar a tiempo y yo no nos llevábamos demasiado bien, mejor dicho, éramos incompatibles. Por otro lado, había tenido que volver a casa para ducharme y cambiarme de ropa, porque no iba a salir de fiesta con la ropa de trabajo del hotel.

Una vez que volví a revisar toda la zona, para asegurarme, decidí sacar mi móvil y llamarla para saber dónde estaba. Tras un par de gritos para conseguir entender lo que quería decirme y no lograr enterarme del más mínimo detalle, decidió salir a buscarme. Por mi parte, me quedé cerca de la puerta para poder verla en cuanto apareciera.

En cuanto vi su blusa rosa combinada con sus vaqueros favoritos me acerqué a ella, quien hasta el momento no me había visto. Tenía el ceño fruncido y los labios apretados, mientras miraba en todas direcciones. Me abrí paso entre las personas que bloqueaban mi camino para llegar hasta ella. En cuanto me vio, su expresión facial cambió a una mucho más amigable acompañada con una sonrisa.

—Teniendo en cuenta tu historial no has tardado tanto en llegar.

—Creo que nunca me he vestido con tanta prisa como hoy, te lo prometo. ¿Estabas sola dentro? —pregunté.

—No. —Sonrió ampliamente—. No te lo vas a creer pero cuando estaba haciendo cola para entrar, Jisoo ha llegado con otra chica. Creo que ha dicho que se llama Elisa, pero no me hagas mucho caso. —Le restó importancia haciendo un movimiento con la mano—. Eso sí, es tu tipo al cien por cien.

—Ahora mismo no tengo en la cabeza liarme con alguien y eso es exactamente lo que estás pensando porque te conozco demasiado bien.

Rosé se rio, me pasó un brazo por los hombros y nos dirigimos al interior de Eco.

—En cuanto la veas te vas a arrepentir —canturreó en mi oído cuando cruzamos la puerta y consiguió que soltara una carcajada.

Eco estaba lleno de gente, tal y como me esperaba, desde mi posición podía leer mi frase favorita de todo el local: «Que el fin del mundo nos pille bailando». Me transmitía muy buena energía, una sensación inmensa de ir a por todo y si al final todo se acababa, tú estarías haciendo lo que en realidad querías.

Me dejé guiar por Rosé hasta el fondo del local. Allí nos encontramos con una chica a la que identifiqué de inmediato como Jisoo. Sus ojos azules brillaban con las luces, pero ni de lejos de la misma manera que cuando Rosé apareció en su campo de visión. Poco más y se le caía la baba.

—Ella es Jisoo y ella es Jennie —nos presentó Rosé.

Nos saludamos mutuamente con dos besos. Ahora entendía a Rosé cuando describía a Jisoo como belleza con patas. Me sentí tentada a hacer algún comentario para conseguir que mi amiga se sonrojara, pero me la podía devolver en cualquier momento y no sabía si me compensaba.

—¿Habéis pedido algo para beber? —pregunté.

Jisoo alzó su copa para que pudiera verla y Rosé cogió la suya de la barra y le dio un trago. Como era la única que no tenía, me acerqué a la barra y levanté el brazo para llamar la atención del camarero. En cuanto se acercó, pedí un gin tonic y me lo preparó al instante.

Tras el primer trago, me ardía la garganta y se me escapó una mueca de disgusto. Estaba muy fuerte. Me dio la sensación de que el camarero no había escatimado en ginebra.

—¿Sueles venir mucho por aquí? —le pregunté a Jisoo para iniciar una conversación.

—De vez en cuando, pero no mucho, ¿vosotras sí?

Todas las lunas que compartimos | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora