CAPITULO 15

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La brisa corriendo por mi rostro, como si de una rafaga fría se tratara. Ver como todos los niños juegan con sus padres y todos al mismo tiempo sonríen tratando de llamar su atención.

Los padres no son malos, porque ellos también son niños incomprendidos buscando ese amor que nunca les dieron o tal vez ese es el estilo de padres que yo conozco.

— Alexa, ven vamos a jugar — me gritó Angelo en algún lado del parque.

— Voy – le gritó de vuelta

Después de un rato caminando en el parque y distrayéndome un poco con lo que hay a mi alrededor, llego donde mis padres que están sentados en unas pequeñas bancas, mientras yo solo me sentaba en el piso con Angelo.

— Muñequita...— mi padre no me logra decir nada, cuando mi mama lo interrumpe.

— Jonathan, la Legión está cerca — se expresó asustada a mi padre — no voy a dejar que otra vez se lleven a mi hija.

— Samara, pero como ellos supieron sobre esto — cuestiona mi padre levantándose de la banca para agarrarme la mano y con la otra mano agarrar la mano a Angelo.

— Nicolas Vance, el sabe el poder que tiene Alexa en todo esto — le informa mi madre

— ¡Maldita sea! – vociferó mi padre— bueno aquí nos separamos, Samara.

— No, yo me quiero quedar con Alexa — exclamó Angelo forcejeando con la mano de mi papá.

— Angelo, la puedes ver más adelante, pero ahora mismo ella está en peligro – le dice mi madre tratando de calmarlo

— ¿Es la gente mala? — pregunta con un poco de miedo en su voz

— Sí, cariño — le dice mi madre ya dejándolo un poco más tranquilo agarrandolo con su mano, haciendo que mi padre lo suelte.

— Sabes que nos volveremos a ver ¿no? – inquiere mi padre

— Lo sé, Jonathan — asegura mi madre— solo cuídala bien.

Es todo lo que mi madre le dice a mi padre, mientras yo solo me refugio un poco atrás de mi papa.

— Ven, principessa — me dice mi madre y yo dudosa le suelto la mano a mi papa.

— Tienes todo el derecho de tener una vida de muchos helados y parque con papá — me comenta casi aguantándose las lágrimas — pero para eso necesitas irte con tu papá .

— No quiero, yo tambien te necesito — exclamé entre pequeños sollozos

— Lo se,principessa, pero nos veremos muy pronto lo prometo –trato de explicar, pero su voz solo se empezaba a quebrar y me atrajo a su cuerpo para darme un cálido abrazo

— Lo prometes – me digo en medio del abrazo

— Lo prometo — lo dice dudosa, pero de igual lo promete y se aleja un poco.

Puedo ver a Angelo con el rostro serio y un poco apagado, así que me acerco a él. Angelo Vladimoff nunca fue de risas, de pequeños siempre se la paso serio o muy cortante, pero siempre jugaba y pasaba tiempo conmigo. Es como si alguien le hubiera quitado esa tranquilidad que él antes tenía.

—Navajitas, ven aquí – lo atraigo con un abrazo que no duda ni un segundo en darmelo.

— Te voy a extrañar, risitas– susurra entre sollozos casi inaudibles

— Y yo a ti navajitas – le digo en medio de un susurró separándome de él haciendo que mi padre solo me jalara para llevarme con él.

— Hasta luego, Samara – mi padre se gira a ver a mi madre mientras me carga.

— Hasta luego, Jonathan – y es todo lo que escucho de mamá antes de verla partir con su bello cabello largo con la mano de Angelo entrelazada con las de ella y solo ver a mi padre casi corriendo hacia el auto.

Cuando llegamos al auto mi padre, saca las llaves y me pone en la parte de atrás, mientras él busca algo en la cajuela del carro, pero cuando se vuelve a acercar a mi puerta, veo que tiene un frasco y una toalla en su mano, abrió mi puerta y solo veo lágrimas rodando por su rostro.

— Lo siento mucho, muñequita — dice de una manera pausada manteniendo sus manos ocupadas, poniendo el líquido en la toalla, para después ponerlo en mi rostro.

— ¿Qué haces, papá?— le pregunté asustada, pero no respondió y solo me puso la toalla en el rostro.

—¡PAPÁ! — grité lo más que pude, pero mis ojos se sentían cansados y mis manos débiles, hasta que solo empezar a ver todo borroso y un poco oscuro.

El dolor inquietante en mi cabeza, me hace abrir mis ojos, es como si mi cuerpo me estuviera diciendo que estoy en peligro.

— Tranquila, estás a salvo – me dice Angelo a un lado de la ventana, donde puedo visualizar su silueta.

— ¿Dónde estoy? — le pregunto al ver que no estoy en ningún lugar que recuerde. —Donde todo empezó – susurra despacio, pero lo logré escuchar.

— Hola, navajitas — no digo mucho cuando ya lo tengo frente a mi.

— Me recuerdas...– lo dice de una manera pausada y cortante

— Obvio que si o acaso pensabas que te ibas a librar de mi tan fácil — me burlo.

— Joder, al fin — no dice mucho cuando solo me atrae a sus brazos, despues de unos minutos me separado para volver a verlo.

— Angelo, ¿dónde está mi madre? — pregunto

— Necesitas saber más que eso, pero por el momento trata de descansar o al menos por hoy.

— Okey, pero promete algo – dijo llamando su atención —Dime.

— No me vuelvas a dejar sola.

— No puedo prometer eso.

— ¿Por qué?

—Porque no les puedes decir a las sombras que se alejen, ni a la oscuridad que deje de brillar alrededor de la luna.

— ¿Qué tratas de decir? — pregunto algo confundida

—Alexa, yo nunca te deje sola, siempre te cuidaba hasta de tus propias pesadillas — murmuró

— Pero...

— Entiende algo, Alexa — se acerca a pasos rápidos para llegar a mi

— Lo que serían mis recuerdos más felices se volvieron pesadillas cuando te vi casi muerta en mis brazos ese día.... — me quita la mirada — Yo siempre supe donde estabas y desde las sombras siempre trataba de protegerte o al menos intentaba alejarte de este mundo.

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Holi gente bellaa

Awwww tan lindo nos salió papi Angelo

Navajitas y risitas juntos otras vez 😭

Antes de que paseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora