La brisa corriendo por mi rostro, como si de una rafaga fría se tratara. Ver como todos los niños juegan con sus padres y todos al mismo tiempo sonríen tratando de llamar su atención.Los padres no son malos, porque ellos también son niños incomprendidos buscando ese amor que nunca les dieron o tal vez ese es el estilo de padres que yo conozco.
— Alexa, ven vamos a jugar — me gritó Angelo en algún lado del parque.
— Voy – le gritó de vuelta
Después de un rato caminando en el parque y distrayéndome un poco con lo que hay a mi alrededor, llego donde mis padres que están sentados en unas pequeñas bancas, mientras yo solo me sentaba en el piso con Angelo.
— Muñequita...— mi padre no me logra decir nada, cuando mi mama lo interrumpe.
— Jonathan, la Legión está cerca — se expresó asustada a mi padre — no voy a dejar que otra vez se lleven a mi hija.
— Samara, pero como ellos supieron sobre esto — cuestiona mi padre levantándose de la banca para agarrarme la mano y con la otra mano agarrar la mano a Angelo.
— Nicolas Vance, el sabe el poder que tiene Alexa en todo esto — le informa mi madre
— ¡Maldita sea! – vociferó mi padre— bueno aquí nos separamos, Samara.
— No, yo me quiero quedar con Alexa — exclamó Angelo forcejeando con la mano de mi papá.
— Angelo, la puedes ver más adelante, pero ahora mismo ella está en peligro – le dice mi madre tratando de calmarlo
— ¿Es la gente mala? — pregunta con un poco de miedo en su voz
— Sí, cariño — le dice mi madre ya dejándolo un poco más tranquilo agarrandolo con su mano, haciendo que mi padre lo suelte.
— Sabes que nos volveremos a ver ¿no? – inquiere mi padre
— Lo sé, Jonathan — asegura mi madre— solo cuídala bien.
Es todo lo que mi madre le dice a mi padre, mientras yo solo me refugio un poco atrás de mi papa.
— Ven, principessa — me dice mi madre y yo dudosa le suelto la mano a mi papa.
— Tienes todo el derecho de tener una vida de muchos helados y parque con papá — me comenta casi aguantándose las lágrimas — pero para eso necesitas irte con tu papá .
— No quiero, yo tambien te necesito — exclamé entre pequeños sollozos
— Lo se,principessa, pero nos veremos muy pronto lo prometo –trato de explicar, pero su voz solo se empezaba a quebrar y me atrajo a su cuerpo para darme un cálido abrazo
— Lo prometes – me digo en medio del abrazo
— Lo prometo — lo dice dudosa, pero de igual lo promete y se aleja un poco.
Puedo ver a Angelo con el rostro serio y un poco apagado, así que me acerco a él. Angelo Vladimoff nunca fue de risas, de pequeños siempre se la paso serio o muy cortante, pero siempre jugaba y pasaba tiempo conmigo. Es como si alguien le hubiera quitado esa tranquilidad que él antes tenía.
—Navajitas, ven aquí – lo atraigo con un abrazo que no duda ni un segundo en darmelo.
— Te voy a extrañar, risitas– susurra entre sollozos casi inaudibles
— Y yo a ti navajitas – le digo en medio de un susurró separándome de él haciendo que mi padre solo me jalara para llevarme con él.
— Hasta luego, Samara – mi padre se gira a ver a mi madre mientras me carga.
— Hasta luego, Jonathan – y es todo lo que escucho de mamá antes de verla partir con su bello cabello largo con la mano de Angelo entrelazada con las de ella y solo ver a mi padre casi corriendo hacia el auto.
Cuando llegamos al auto mi padre, saca las llaves y me pone en la parte de atrás, mientras él busca algo en la cajuela del carro, pero cuando se vuelve a acercar a mi puerta, veo que tiene un frasco y una toalla en su mano, abrió mi puerta y solo veo lágrimas rodando por su rostro.
— Lo siento mucho, muñequita — dice de una manera pausada manteniendo sus manos ocupadas, poniendo el líquido en la toalla, para después ponerlo en mi rostro.
— ¿Qué haces, papá?— le pregunté asustada, pero no respondió y solo me puso la toalla en el rostro.
—¡PAPÁ! — grité lo más que pude, pero mis ojos se sentían cansados y mis manos débiles, hasta que solo empezar a ver todo borroso y un poco oscuro.
El dolor inquietante en mi cabeza, me hace abrir mis ojos, es como si mi cuerpo me estuviera diciendo que estoy en peligro.
— Tranquila, estás a salvo – me dice Angelo a un lado de la ventana, donde puedo visualizar su silueta.
— ¿Dónde estoy? — le pregunto al ver que no estoy en ningún lugar que recuerde. —Donde todo empezó – susurra despacio, pero lo logré escuchar.
— Hola, navajitas — no digo mucho cuando ya lo tengo frente a mi.
— Me recuerdas...– lo dice de una manera pausada y cortante
— Obvio que si o acaso pensabas que te ibas a librar de mi tan fácil — me burlo.
— Joder, al fin — no dice mucho cuando solo me atrae a sus brazos, despues de unos minutos me separado para volver a verlo.
— Angelo, ¿dónde está mi madre? — pregunto
— Necesitas saber más que eso, pero por el momento trata de descansar o al menos por hoy.
— Okey, pero promete algo – dijo llamando su atención —Dime.
— No me vuelvas a dejar sola.
— No puedo prometer eso.
— ¿Por qué?
—Porque no les puedes decir a las sombras que se alejen, ni a la oscuridad que deje de brillar alrededor de la luna.
— ¿Qué tratas de decir? — pregunto algo confundida
—Alexa, yo nunca te deje sola, siempre te cuidaba hasta de tus propias pesadillas — murmuró
— Pero...
— Entiende algo, Alexa — se acerca a pasos rápidos para llegar a mi
— Lo que serían mis recuerdos más felices se volvieron pesadillas cuando te vi casi muerta en mis brazos ese día.... — me quita la mirada — Yo siempre supe donde estabas y desde las sombras siempre trataba de protegerte o al menos intentaba alejarte de este mundo.
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————————Holi gente bellaa
Awwww tan lindo nos salió papi Angelo
Navajitas y risitas juntos otras vez 😭
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Antes de que pase
Teen FictionDos vidas algo similares pero un error llegó a cambiarlo todo. Buscar un villano en una historia donde todos lo son, entonces quien lo es... *** Todos los derechos de esta historia reservados al autor. NO copies mi idea por favor.