1: Magia descubierta

459 40 39
                                    

Harry tiene una familia de mierda. Posiblemente un dios roba su cuaderno de dibujo. Y, ¿adivina qué, Harry? ¡Eres un mago!


Advertencias

Abuso y negligencia infantil

Vómitos

Amnesia


Los Dursley estaban orgullosos de decir que eran normales, muchas gracias. Y cuando un bebé, fue dejado en las puertas de su vivienda, decidieron que esa sería la única rareza que dejarían pasar en sus vidas.

Harry era normal.

Era un bebé hermoso de ojos verdes, que a Petunia le recordaba a su molesta hermana.

Lo odiaba.

Pero Petunia se dijo así misma que lo dejaría pasar, porque Harry Potter era un niño normal. Y así lo fue por un largo tiempo.

Había sido muy pacífico. Le habían dado al niño una habitación en su casa. Le dieron juguetes y cariño. Todo era perfecto, hasta que dejó de serlo.

Un día, cuando Harry tenía tres años, Harry estaba jugando con su primo, Dudley. Petunia vio claramente cómo su hijo rompió uno de sus juguetes. El niño comenzó a llorar desconsolado, así que Harry tomó el juguete en sus manos y con un toque lo reparó.

Petunia observó asombrada. Harry lo había reparado. Fue impresionante, hasta que Petunia cayó en cuenta lo que había pasado. Ese niño era igual a su hermana. Era un fenómeno que portaba magia en su sistema. Él era una abominación.

Petunia sabía lo que debía hacer. Ella no permitiría que ese niño infectara a su hijo. No. Vernon y ella pararían a ese demonio.

- ↢ 𖣴 ↣ -

Harry despertó en el parque, dentro de la pequeña casita destartalada que antes se usaba para jugar, pero que ahora nadie se acercaba. A su lado, se encontraba una niña, que apilaba sus tazas de té de juguete y las guardaba cuidadosamente en una cajita de plástico.

-Ya me tengo que ir, Harry. Nos vemos la próxima semana.

Harry asintió y se despidió de la niña.

Era extraño. Recordaba que el año pasado se había encontrado con la pequeña, que se había acercado a la casita del parque. Hablaron por un largo rato y jugaron a tomar el té por varios días. Luego, todo se volvió borroso. Cada semana despertaba en el parque con la niña. Parecía que habían pasado toda la tarde jugando, pero él no lo recordaba.

Es como si se desmayara nada más entrar al parque y luego despertara cuando la niña se disponía a irse.

No lo entendía.

Harry se levantó y caminó hacia la casa de sus tíos. No podía llegar tarde. Debía de hacer la cena y esperar a que su tía Petunia le permitiera comer las sobras.

-¿Niño, qué estabas haciendo para llegar tarde?

Harry ahogó un gemido. Había llegado a tiempo, pero a tía Petunia no parecía importarle.

-¡Niño, te estoy hablando!

-Lo siento, tía Petunia. Me distraje en el camino.

Tía Petunia se acercó, enganchó sus dedos en la oreja de Harry y lo arrastró a la cocina.

Nuestra Alma Es Un Sistema | DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora