Nuestra Alma Es Un Sistema | Drarry

9: Empáticos

Percy se siente solo. Una pelirroja aparece. Y Severus descubre un oscuro secreto.

Advertencias

Ansiedad

Pensamientos suicidas

Conversación de lesiones

Percy había pasado el resto del verano viendo a Harry. El niño parecía tener un caos de emociones. En un momento estaba feliz, disfrutando de un partido de quidditch, mientras que después, estaba sumido en su cabeza, alejado de todos y llorando en silencio.

No sabía por lo que había pasado Harry, tampoco se había tomado el tiempo de preguntarle. No quería abrumar al chico, sobre todo porque no eran amigos. Apenas si había hablado con él durante su estadía en el colegio.

Como prefecto, tenía el deber de cuidar de los estudiantes, y estaba abierto a que cualquiera se acercara a él para hablar. Irónicamente, parecía que su presencia repelía a todos, desde los más pequeños hasta los más grandes.

Ser un nerd remilgado no atraía a la gente. Ni siquiera a sus hermanos.

La mañana del 1 de septiembre, todos los habitantes de La Madriguera se estaban alistando para ir a la Estación de King Cross.

—¡Mamá! —El grito de Ron llamó la atención de todos los pelirrojos. El niño estaba completamente pálido—. Harry no está. Ya lo busqué, pero no lo encuentro.

—¿Alguien ha visto a Harry? —preguntó su madre. Todos negaron con la cabeza—. Debemos buscarlo. Vamos, busquen por toda la casa.

Cada niño Weasley revisó en sus propias habitaciones por si Harry se hubiese escabullido en ellos. No estaba en ninguna.

—¡Buscaré en el jardín! —dijo Ron.

Los demás salieron a ver si estaba en el corral de cerdos, si estaba entre los vegetales o en algún otro lado.

Percy caminó por el jardín hasta llegar al armario de escobas. Un pequeño crujido llamó su atención, por lo que trató de escuchar dentro de ella. Otro crujido sonó. Percy abrió el armario y dentro estaba Harry acurrucado, con los ojos llorosos.

—¿Harry, qué haces ahí?

—No me quiero ir —dijo el niño, encogiéndose más en el pequeño armario.

—Vamos, Harry. ¡Iremos a Hogwarts! —dijo lo más emocionado que pudo, pero el niño no se movió. Percy se sentó en el suelo para estar más cerca de Harry—. ¿No te gustaría ver a Hermione y a Neville? Ellos estarán ahí, y todos nosotros también iremos —trató de razonar Percy.

—¿Pero luego qué? Volverán a llevarme con mis tíos al final del curso, yo lo sé. No quiero irme. Me quedaré aquí.

—Nadie te llevará con ellos de nuevo, ¿sí? Ven.

Percy tomó a Harry por el brazo y soltó un chillido. Olas de dolor quemaron sus nervios por un segundo. La desesperación, el miedo y la amargura lo golpearon con fuerza.

Nunca había tocado a Harry. No esperaba que el niño tuviera tanto dolor por dentro. Nunca había sentido nada así. Fue horrible, y las implicaciones que venían con esa sensación le decía que Harry había pasado por cosas mucho peores de las que se había imaginado.

—¿En serio no me dejarán volver con ellos?

—Claro que no, Harry. Vamos, todos te están esperando.