Capítulo 5: Explosión de magia

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Una estrella nombra a un dragón. Nómeno sale en el peor momento. Y Licaón no permitirá que un asesino ronde por su bosque.

Advertencias

Heridas por criatura

Disociación

Muerte de un animal

A Severus no le gustaban los niños. Convivir con mocosos mimados que no apreciaban la belleza de los estudios, que lloran cuando no obtienen lo que quieren o se creen los mejores solo por poder respirar.

Eran exasperantes.

Si era honesto, estaba exagerando. Solo que no podía soportar las acciones pueriles de los niños, cuando él nunca pudo tener una infancia normal.

Aun así, prefería las niñerías a esto.

Ver a Potter en el suelo, llorando y protegiendo su cabeza lo dejó boquiabierto. Eso... no era lo que esperaba.

Severus no se había sentido tan aturdido como en ese momento.

—Potter, no estoy de humor para estas tonterías —dijo Severus, porque lo único que podía pensar era que era una artimaña.

—No. Lo siento. Lo siento —sollozó el niño.

Severus miró alrededor en busca de alguien que lo ayudara, pero el pasillo estaba desprovisto de estudiantes, prefectos u otros profesores.

—Potter, tranquilízate. Ven, levántate.

El niño seguía disculpándose, lanzando palabras incoherentes y sollozos dolorosos que hacían que Severus rememorara su infancia: un niño maltratado bajo el yugo de su padre.

—Lo siento. Lo siento.

—Potter, mírame... Señor Potter, levántese... ¡Potter! —Severus tocó el cabello del niño, en un intento de consuelo.

El niño paró sus quejidos, subió la mirada que estaba brillante por las lágrimas derramadas y su respiración se entrecortó cuando la lucidez volvió a él.

—¿Señor?

Severus apartó su mano con cautela.

—¿Qué piensa que hace? —dijo, con voz fría como método de protección, porque no quería pensar de más, se negaba a creer que algo malo pasaba con el chico. Aun así, no logró disimular su expresión de horror.

Años de Oclumancia fueron tirados a la borda por Harry Potter.

Qué Merlín lo ayude.

—Yo... yo... nada. Lo siento, profesor.

Severus quiso cuestionar al chico, pero Potter huyó de su lado tan rápido que no le dio tiempo de reaccionar.

Severus vio al niño desaparecer en la distancia.

«¿Qué carajos acaba de pasar? —pensó el hombre con desconcierto.»

Eran obvias las señales, el niño había tenido un tipo de flashback. Sin embargo, Severus no quería creer que fuera eso, porque si era verdad todo lo que había pensado sobre Harry Potter sería tirado por la borda.

¿Qué le había pasado al niño para desencadenar esa reacción?

Severus se puso un propósito, observaría al niño como un halcón. Y así lo hizo por varios días.

Notó la actitud cambiante de Potter durante las comidas. Algunos días comía como si no fuera un mañana. Otras veces, comía de manera normal. Pero lo que más le preocupaba era cuando no probaba ni un bocado, en esos momentos se veía intranquilo, mientras su mano se aferraba fuertemente a la túnica de Longbottom.

Nuestra Alma Es Un Sistema | DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora