Capítulo 3: Una niña a su lado

204 26 21
                                    

Un trol los ataca y hacen una nueva amiga. Alguien maldice la escoba de Harry. Y Neville empieza a temer de Quirrell.

Advertencias

Disociación

Sangre

Dolor físico

A la mañana siguiente, Harry despertó envuelto en los brazos de Neville. Harry enterró su rostro en el pecho de Neville, disfrutando del aroma del niño; era como estar en casa (o eso creía que debía de sentirse).

Harry estaba a punto de volver a dormirse hasta que Neville empezó a moverse.

—Vamos, Harry, levántate.

Harry soltó un gemido, no deseaba levantarse. Neville rió cuando Harry se hizo una bolita en la cama.

—Vamos, Harry. Nos perderemos el desayuno.

—Puedo vivir sin una comida —refunfuñó.

Y era cierto. Es más, ¡podía vivir una semana sin comida! Un día no era nada si podía disfrutar de la calidez de una cama.

Neville lo golpeó con una almohada y Harry gruñó.

—No vuelvas a dormir. Iré a tomar una ducha, cuando regrese debes estar despierto.

Harry se levantó perezosamente, caminó hacia su baúl y sacó sus túnicas escolares. Esperó a que Neville saliera del baño y luego ingresó para lavarse.

Cuando terminó se puso frente al espejo para arreglar su cabello (que sabía que sería un caso perdido). Sin embargo, se dio cuenta que esta vez sí pudo manejarlo.

Se sintió orgulloso por ese pequeño éxito hasta que se dio cuenta de algo particular en su reflejo, la montura de sus lentes se había vuelto más delgada, sus ojos verdes (que usualmente se le comparaban como esmeraldas o, en el caso de Neville, en jade) se veían algo más oscuro. Se veía unos centímetros más alto y su cuerpo estaba más lleno.

No era él quien estaba frente al espejo.

Harry dio unos pasos atrás, asustado. Se tocó el rostro, el reflejo siguió sus movimientos, pero sabía que no era él. Su espalda chocó contra la pared y desvió la mirada del espejo, cuando volvió a levantar su vista su reflejo había vuelto a la normalidad. Volvía a ser el niño flacucho de siempre, con su baja estatura, ojos jade y cabello rebelde.

Harry se apresuró a salir del baño.

—¿Pasa algo, Harry? —Neville lo miraba preocupado.

Harry tragó con dificultad, pero trató de relajar su expresión. No había pasado nada, ¿de acuerdo? Solo había tenido una alucinación, no era nada del otro mundo, ¿cierto?

—No, todo está bien. Vamos a comer.

Neville lo vio de reojo poco convencido, pero no dijo nada, caminó a su lado hasta llegar al comedor.

Su mente volvió a lo que había visto en el espejo. Definitivamente la persona que había visto en el espejo no era él. Luego recordó el dibujo que había hecho en el verano. Ahí cayó en cuenta que el niño en el reflejo era Hades.

¿Sería un fantasma? No, ya había visto los fantasmas de Hogwarts, y no eran así. ¿Entonces qué era? ¿Algún tipo de espectro? ¿O en verdad era el dios Hades, solo que había tomado un cuerpo bastante similar al suyo?

Ya no sabía en qué pensar.

Todos esos pensamientos que le preocupaban fueron desvanecidos cuando una lechuza dejó un paquete en la mesa, derribando su desayuno.

Nuestra Alma Es Un Sistema | DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora