Capítulo 2: Cambio de cuerpo

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Snape odia a Harry. Alguien se apodera de su cuerpo. Y un perro de tres cabezas casi los mata.

Advertencias

Autolesiones

Amnesia

Disociación

En su primera noche en Hogwarts, Harry sueña. Sueña que era un bebé y que estaba en brazos de un hombre alto, con gafas redondas y sonrisa pícara. Se sentía seguro, tan amado por ese hombre que se derritió en su abrazo.

El niño jugueteó con los dedos del hombre e intentaba quitarle las gafas. El hombre reía cuando Harry hacía un puchero por no poder alcanzarlas.

—Mira quién viene ahí —dijo el hombre, con una voz cálida.

El niño volteó a ver a una figura que se acercaba a ellos. Lo primero que captaron sus ojos fue una melena rojiza, luego pudo ver unos hermosos ojos verdes iguales a los suyos.

—Hola, Harry. ¿Me extrañaste?

El niño extendió sus manitas, pidiendo estar en brazos de la mujer.

Estaba agusto estando con el hombre, pero ver a esa mujer hizo que su corazón se acelerara, que buscara su tacto desesperadamente.

—Mimi... Mimi...

La mujer sonrió, encantada.

—¿Cuándo aprenderás a decir mamá, Harry?

—Mimi... Mimi...

La mujer lo tomó en sus brazos. Harry se recostó en su pecho y disfrutó escuchar el latido de su corazón.

—Eres tan tierno. Te amo mucho.

— ↢ 𖣴 ↣ —

Harry despertó, de sus ojos caían lágrimas. Nunca había soñado con esa mujer y ese hombre. ¿Eran sus padres? No lo sabía, pero esperaba que así fuera.

Sintió un dolor en su pecho por la ausencia de la afectuosidad de ellos. Quiso volver a dormir, aunque llegara tarde a sus clases, para volver a soñar con ese recuerdo.

No lo logró.

Se levantó de la cama a regañadientes y tomó sus cosas para tomar una ducha. Sus compañeros de cuarto aún no se habían despertado, todavía era demasiado temprano.

Se tomó su tiempo bajo el agua caliente. El calor del agua le dejó la piel rojiza. No le importó. No había tomado una ducha así desde que tenía memoria. Era reconfortante.

Salió del baño y se vistió con sus túnicas escolares. Le quedaban bien. Por primera vez, estaba usando ropa que se ajustaba a su complexión. Harry podía decir que se veía guapo, algo flaco en comparación a sus compañeros, pero aún así guapo.

Cuando Ron se despertó y se vistió, ambos bajaron al Gran Comedor.

Varias miradas estaban puestas en Harry. Los murmullos se extendían en todas las direcciones del comedor. Algunos decían: «¿Ese es Harry Potter?» «Parece lindo.» «No es para tanto». «Se le ve desaliñado.» «¿Has visto su cicatriz?» «¿Ese es nuestro héroe?»

Era desesperante. No quería que lo vieran, no quería que murmuraran sobre él, no quería ser el centro de atención.

No pudo disfrutar su comida. Primero, por la atención puesta sobre él. Segundo, porque debía de tener cuidado con lo que comía para no enfermarse después, tomaría un tiempo para que su cuerpo se acostumbrara a recibir comida adecuada.

Nuestra Alma Es Un Sistema | DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora