16 - Caos

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Sanji

Mientras estuvimos solos, no todo fue bueno ya que comenzamos a discutir casi por todo, me sentía muy extraño cada que hacía cosas que me disgustaban, después de unas semanas no podía alimentarme correctamente debido a que casi todo lo que acostumbraba a comer me causaba asco, hasta que una tarde percibí un aroma muy delicioso, y yo muerto de hambre fui directamente hacía allá descubriendo de donde provenía... Zoro asando peces con "su estilo", no puedo creer que se me esté antojando algo así, jamás lo había sentido antes, ahora me siento culpable.

— ¿Sanji? ¿Qué haces aquí? - Me preguntó Zoro como si no viviera con él. Haciéndome enfurecer.

— ¡Aquí vivo! ¡¿Recuerdas?! -  Le respondí a Zoro de forma agresiva. Realmente no sé ni porque reacciono así con él últimamente. 

Estaba a punto de irme cuando volví a oler el delicioso aroma que provenía de un pobre pez untado con no sé qué cosas, realmente me sentía culpable, pero en lugar de irme me acerqué al fuego y comencé a devorar todo lo que pude dejando a Zoro impresionado en el camino.

— Lo siento, Sanji. No pretendía ofenderte, pero ahora realmente me dejaste impresionado ¡No puedo creer que me dejaras sin comer! Pero espero que te haya gustado la pesca de la mañana por suerte también lo hice en la tarde, aunque si vas a seguir así creo que terminaremos acabando los pocos peces que entran aquí y tu seguiras engordando - Zoro se disculó conmigo, sinceramente si fue lo más delicioso que haya comido y ¡ahora me siento más arrepentido! Pobres peces.

¿Engordando? ¿Me dijo gordo? Fue entonces cuando por primera vez me mire el cuerpo para ver si había subido de peso, aunque no lo sentía me percate que mi vientre estaba abultado, quizas esto es .... ¡Por haber comido todos esos pobres, inocentes y deliciosos peces! Sin embargo, una vez que Zoro preparó la siguiente tanda de peces y me pareció ver algún pulpo o calamar, ni me quise fijar, sólo comí procurando dejandole algo a Zoro para que no se enoje conmigo.

— ¿Sanji? ¿Los tritones como se reproducen? - Me preguntó Zoro mientras me estaba tocando con mucha curiosidad mi panza de la maldición por comer a peces, haciendome sentir más culpable... Pero entonces le puse más atención a la pregunta a lo que respondí instintivamente.

— Con una sirena, al menos eso es lo que yo sé, pero recuerda que vivía en la ignorancia... Zoro ¿Crees que esa vez que pude tener piernas por un día pasó algo? - Le pregunté luego de meditar todo lo que me estaba sucediendo, su pregunta creo en mi un millón de ellas. 

Aunque él sólo me respondió con un "Podría ser" creo que sólo hay alguien que me puede decir la verdad y es esa curandera del mar. Así que le pedí ayuda a Zoro para remover la barrera que teníamos, me despedí de él prometiendo regresar con respuestas y pidiéndole que no se dejara engañar por mis malditos hermanos para sumergirme directo a un sólo lugar y eso probablemente me tomé toda la noche y madrugada llegar ahí nadando.

Fin de Temporada, pronto publicaré la segunda.

La "Suerte" de Zoro RoronoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora