El Rey [Gay +18]

Espías

                               "Abraham"

  El filo de puerta era mi punto de mira, estaba totalmente desesperado, quería que se pusiera en acción y comenzara a darse placer, él estaba ahí como si nada, en la ventana de su habitación mirando hacia el horizonte, de repente vota el cigarrillo por la ventana y la cierra, menudas piernas tiene Gael, unos muslos sabrosos y una verga bendita, ojalá y algún día poder tenerla en mi boca.

  Veo que Gael se sienta en un sofá de piel que tenía cerca de su cama, estira sus pies dejándolo reposar en un banquillo, toma una cuchilla y con la hoja de esta, comienza a rasurar su barbilla mientras tarareaba en voz baja una canción, mi concentración era increíble, movía sus pies suavemente haciendo que su sus muslos chocaran con sus bolas, solo le llevó cinco minutos rasurarse, toma un paño y limpia el resto de jabón en su cara, se levanta y sale caminando al otro extremo de la habitación, ya no podía verlo, me desesperé,  quería ver que estaba haciendo.

  Cuando estaba a punto de darme la vuelta siento que vuelve a caminar hacia el sofá, se sienta en él y suelta un gran suspiro, toma sus manos y comienza a manosear su cuerpo de manera brusca hasta llegar a su pene, al llegar lo tenía bien parado, y comenzó a masturbar aquella bestia,

—Mmm—gemía con voz grave

Yo tomo mi verga, la saco por el extremo de mis calzones y comienzo a frotarla delicadamente, no quería hacer ningún tipo de ruido.

Su polla era mucho más grande que su puño así que acudió al otro brazo y esta vez se masturbaba con ambas manos mientras apretaba los dedos de los pies, delicadamente se inclina y le deja caer un chorro de saliva al glande del pene, continuó frotando su pene, sus venas palpitaban excitantemente y varios chorros de semen comenzaron a saltar por todos lados.

—Ahhgg, ahora si puedo dormir tranquilo—

   Se levanta del sofá y se dirige a la cama, yo solamente veía cómo caían gotas de esperma desde su glande mientras caminaba.

Mi pene explotó en semen dejando todo el suelo embarrado, jamás había eyaculado tanto, limpio todo y meto en la cama a dormir.
   
                            El Rey Gael
   
  Al terminar unos asuntos me marcho a mi habitación, Abraham estaba dormido en el pequeño cuarto que  le ofrecí, abro su puerta y dormía como un ángel, pobre infeliz, pero mirándolo bien,

—Que buen trasero tiene—digo en voz baja

Salgo a quitarme toda esta ropa y ponerme algo adecuado para dormir, al quitármela sentí que desnudo estaba más cómodo, total Abraham se quedó dormido y yo soy el que manda aquí, el es un simple criado mío, no dirá nada.

Prendo un cigarrillo y comienzo a fumar, me asomo en la ventana y miro a lo lejos, el pueblo estaba oscuro, de repente siento una presencia, como una vista pesada, miro de reojo y veo a Abraham espiándome por una rendija, iba a decirle cuatro cosas pero mi polla se comenzó a  parar, sentía morbo en ese momento, me comencé a calentar y empecé a darle un buen panorama al muchacho.

   Me siento desnudo en mi sofá y comienzo a rasurar mi barbilla mientras hacía movimientos con mis piernas, quería que mi polla resaltara al chocar con los muslos, eso pone caliente a cualquier persona, al terminar seco mi cara y voy hasta el otro lado de la habitación, quería comprobar si era cierto que este me espiaba, me asomo por la apertura de un cuadro que tengo y lo vi agachado, tenía su mano por encima del calzón, aguantaba su polla erecta y miraba desesperado.

  Vuelvo al sofá, esta vez más caliente, suelto un buen suspiro y comienzo a apretarme todo mi cuerpo, tomo mi verga y comienzo a frotarla de una manera sensual, me masturbaba bruscamente, escupo mi glande y continúo, pero esta vez con la dos manos  quería que Abraham me la viera más grande, comencé a presionar mi polla hasta que una chorrera de semen corrió por encima de mi, al levantarme siento como me caen las gotas restantes de semen y me lanzo a la cama,

   Al acomodarme siento un ruido, como si estuvieran limpiando algo, miro disimuladamente y por debajo de la puerta de Abraham se veían sus dedos limpiando su semen.

   Me río y volteo mi cabeza, lo mejor de todo es que él no sabe que me masturbé pensando en la situación tan morbosa que se dió mágicamente.