~ Ayúdame.

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Cadenas de oro

Con el pasar de los días las cosas se fueron suavizando entre ellos.

Si bien sus conversaciones no eran las más largas o entretenidas, si pasaban tiempo juntos.
Yūji volvía temprano a casa después del trabajo, cenaban juntos y a veces se hacían pequeñas preguntas para conocer más el uno del otro, incluso si creían ya saber mucho.

Tomaban un poco de sol por las mañanas al despertar e incluso disfrutaban de algún programa aburrido en la televisión.

Aun si fue Yūji quien le advirtió de los peligros que atrae el comer azúcar en exceso, este mismo se aseguró de hacer un espacio en la cocina para guardar bocadillos especialmente para Satoru, pidiéndole a Nitta que se asegurará de abastecerla constantemente.

El cambio era abismal, aun si ellos no eran conscientes, el resto de la servidumbre podía notarlo a simple vista... ambos se estaban enamorando.

— ¿Te gustaría salir a caminar un rato?— soltó, logrando captar la atención del menor, quien detuvo su degustación para voltear a verlo con curiosidad.

Sería la primera vez que saldrían juntos, sin que se tratase de algún trabajo sāngriēntø

— ¿Ahora?— ya casi anochecía.

— Esta bien si no quieres.— se puso nervioso, seguía siendo torpe con eso de convivir amablemente con otros... a veces decía cosas innecesarias o que empeoraban la situación.— Sólo creí que sería una buena idea ya que tengo algo de tiempo libre.— en realidad planeaba algo más.

— No, me parece una buena idea.— aunque tenía libertad para salir, no solía hacerlo, ya que no encontraba algo bueno que hacer.

Además, aun no se sentía seguro estando afuera, sabiendo que los tipos que planearon deshacerse de él aun estaban libres.
Aunque ya no buscaba venganza, era una situación complicada de ignorar.

Pero, con Yūji pidiéndole una salida, no podía negarse.

— Entonces ve por tu abrigo, te espero afuera.— las noches de invierno eran frías.

— Espera, no tardare.— sonreía, levantándose de su cómodo asiento para ir a su habitación... bajo las escaleras.

Ni siquiera se terminó su pastelillo de crema.

Y una vez listo, ambos salieron de la residencia completamente solos, caminando lentamente por los desolados jardines que había a un lado de la carretera.

Áreas sin civilización que pertenecían a la familia Itadori.

Guardaron silencio durante su trayecto, disfrutando de la puesta de sol que había a un lado suyo.
Hasta que Yūji supo que debía hablar, decir lo que tenía guardado y esperar que las cosas no se salieran de control, ya que no sabía cómo reaccionaría en Alpha.

— Satoru...— lo llamó por su nombre de forma suave, manteniendo su vista al frente para no tropezar con alguna roca.

— ¿Si?— respondió de inmediato, dedicándole una pequeña mirada.

— Hay algo que debo decirte.— su corazón bailó con frenesí dentro de su pecho.— Es muy importante y quiero que me escuches hasta el final antes de que menciones algo.— pidió.

— ¿De qué se trata?— se preocupó, ya que el Omega lucía bastante serio.

— Es sobre las personas que te traicionaron.— soltó, recibiendo silencio un momento.

— ¿Qué?— su corazón dio un vuelco, sintiendo el sudor frío descender por su rostro.

— Escúchame...— quiso hablar, sin embargo, Satoru se alteró.

Cadenas de oro [GoYuu] [Omegaverse] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora